El problema de las inundaciones urbanas


Recuerdo de mi infancia las torrenciales lluvias que formaban un raudal a lo ancho de la calle y este duraba un rato, después que escampaba salía a la vereda a echar los barcos de papel que había preparado, flotaban un corto trecho, enseguida se hundían. Pero lo que no recuerdo es que alguna vez ese raudal se haya metido en la casa y se formara una laguna de varios centímetros en ella. Claro, por ese entonces nuestra casa tenía mucho patio de tierra, así como las casas de los vecinos que absorbían gran parte de la lluvia.
Hoy día, y desde hace ya unos cuantos años, los patios de tierra desaparecieron y en consecuencia toda el agua que cae sobre la manzana va a parar a la calle, donde casi no existe empedrado, que algo absorbe, y menos calles de tierra. O sea que prácticamente toda el agua que cae sobre la ciudad va a parar por la arterias, convertidas algunas en caudalosos arroyos, indefectiblemente al río, y poco y nada es absorbido por la tierra.
Un simple cálculo matemático da que si caen 100 mm, o sea 100 litros por m2, en una manzana (1 ha) son unos mil metros cúbicos, si esto lo multiplicamos por un área de 100 km2 tendremos una cantidad de agua impresionante, que no hay red pluvial que pueda aguantar; para dar una idea, si tomáramos el caudal del río Paraguay, que son unos 2.700 m3/seg., este tardaría en desagotarla más de una hora. Y a veces cae mucho más, 150 o 200 mm en poco tiempo.
Como se aprecia, el problema no es tan solo de desagües pluviales que de seguro hacen falta, sino de una ciudad que va creciendo sin tener en cuenta ninguna planificación y ordenanza acorde al medio donde se desarrolla. Creo que lo que amerita es que los arquitectos e ingenieros, junto a los gobiernos que se sucedan, entiendan el problema y la necesidad de tener una ciudad con más verde, más espacios libres donde haya tierra que absorba, inclusive las veredas podrían ser un mix de baldosas y pasto; que las construcciones domiciliarias tengan un espacio libre, si bien el jardín no va a ser como los de antaño en algo ayudará; y sobre todo los especialistas deberían ir pensando en cómo debería ser la ciudad del futuro y dictar ordenanzas para que las nuevas construcciones sean de tal o cual característica; tanto torres, como edificios públicos o casas.
Creo que hasta ahora el único que pensó en una ciudad moderna fue el Dr. José Gaspar Francia, me da la impresión que ya es hora que algún otro se ocupe del tema.

Rafael Luis Franco

Publicada 9-1-2016 en ABC

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