DE PARÁSITOS Y TRABAJADORES
El
parásito, huésped indeseable, tiene por costumbre vivir a expensas del
organismo que lo aloja, ingiriendo el alimento de este engorda y se procrea sin
hacer ningún esfuerzo por conseguir su alimento, no aporta ningún nutriente al
organismo, por el contrario solo lo enflaquece; y si no se lo combate a tiempo
termina por consumirlo y aniquilarlo.
Así, como
el parásito, siempre me parecieron muchos políticos o funcionarios que han
dedicado sus vidas exclusivamente a este menester; que viven del Estado por
décadas sin aportar absolutamente nada y se procrean por medio de sus amigos y
parientes, llegando a creerse dueños del cuerpo que habitan. Estos llegan a
absorber buena parte del erario, o sea del impuesto que pagan todos los
trabajadores, absolutamente todos; es lo que se define como gasto improductivo.
Así
cuando un Estado tiene la desgracia de contar con políticas populistas o
neosocialistas, el nivel de parasitismo aumenta en forma alarmante, y cuando
estas políticas se transforman en totalitarias, que es cuando los parásitos ya
controlan el organismo en forma total, sobreviene el desastre, y solo es
cuestión de tiempo para extender el certificado de defunción de dicha política.
Lo hemos visto en el siglo XX, y en la actualidad se ve la lenta agonía de
muchos pueblos que aún resisten o sobreviven con este flagelo de la ideología y
el populismo.
En
nuestro país es un mal endémico y es así que se conocen las variedades de
parásitos con nombre y apellido; y en buena hora que los estudiantes se hayan comenzado
a erradicar este flagelo; y no hay que cejar en el intento, porque sabemos es
tarea difícil: son muchos, además es un mal recurrente y se mimetizan.
Lo
importante y hay que estar atentos, es que durante la desparasitación no se
cuelen otros nuevos; el mejor filtro para esto es no permitir que ningún
partido político embandere la causa, que las protestas o reclamos se mantengan lo
más ascéticamente posible en este punto y así logren formar democráticamente
una dirigencia que luche y defienda exclusivamente sus intereses, que son los
intereses de todos.
También
es de desear que de la purga estudiantil cunda el ejemplo y se extienda a otros
estamentos públicos, ya que el parasitismo es general, sobre todo en los tres
poderes, que es donde más comen y enflaquecen al pobre trabajador.
Rafael Luis
Franco
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