NICANOR DUARTE FRUTOS, ¿UN DESENGAÑO MÁS?

(Publicado en la revista “Ñe-engatu”, Nº 137, Buenos Aires, enero 2004, pp. 12-13)

A través de los diarios paraguayos podemos enteramos de la actualidad de nuestra querida tierra y, fíjense qué coincidencia, nos encontramos con títulos similares a los que publican los medios de la Argentina.
Por ejemplo, en política, remoción de la Corte Suprema; en economía, más impuestos y aumentos de tarifas de servicios; en salud, grave deterioro de la atención sanitaria; en seguridad, cada vez hay más asaltos, a viviendas particulares, vecinos que viven enrejados y que, a su vez, no pueden dejar la casa sola sin temor a que al volver la encuentren desvalijada; los delincuentes entran y salen gracias a un sistema legal de rápida excarcelación; piqueteros, etc.
Por otra parte, según las encuestas, la imagen del Presidente, que asumió el pasado 15 de agosto, está decayendo. Paulatinamente va perdiendo la popularidad que tenía. ¿Por qué?
La respuesta creo que es clara y simple: porque no está realizando ningún cambio que favorezca a la gente, a los que confiaron en él, nada que mejore, aunque sea mínimamente, la situación de los trabajadores. Está haciendo todo lo contrario, enfrascado en una lucha política para desplazar a personajes de otros poderes, sigue, según parece, haciendo campaña y no se da cuenta que está al frente de un país y que tiene que tomar decisiones que mejoren las condiciones de vida del ciudadano común que es quien, en definitiva, paga con su diario sacrificio todos los impuestos, es el que consume los productos que se producen e importan a nuestro país, el que paga una tarifa eléctrica exhorbitante en una nación que puede abastecer a toda su población a un precio razonable que favorezca su uso y continuar con la exportación de energía eléctrica. Lo mismo con el servicio de agua corriente, carísimo; los teléfonos, otro tanto; ni hablar de enfermarse. La desocupación continúa en aumento sin esperanzas de que disminuya; porque, lamentablemente, nuestro país figura en la lista internacional como uno de los más corruptos y en estas condiciones difícilmente alguien de afuera o de adentro quiera invertir, por más que tenga un mercado, el Mercosur, de más de 200 millones de potenciales compradores.
En este aspecto, ¿se hizo algo para facilitar la radicación de empresas? ¿No sería interesante crear una oficina especial para este tema, en la cual la persona, empresario o sociedad que quiera instalarse en cualquier punto de nuestro país pueda resolver todos los problemas, legales y de seguridad jurídica y física, y que no tenga que andar coimeando a infinidad de personajes? Pero para poder concretar esto y tentar a posibles inversores, primero hay que terminar con el contrabando; el de las paseras es lo de menos, el que debe terminar rápidamente es el de los manguruyúses.
Por otra parte, una de las posibles medidas que parece van a tomar es la reducción o quita del aguinaldo a los jubilados de la función pública. Una locura más. Sería un tremendo error, vean el caso argentino en donde se le sacó el 13 por ciento a empleados estatales y jubilados: profundizó la recesión, le está costando al Estado miles de juicios y una fortuna en bonos para devolver lo que le sacaron, dinero que paga en definitiva el último orejón del tarro que es el trabajador. Señores gobernantes, piensen por un momento lo que le costaría a nuestro país. El Paraguay, económicamente hablando, no es la Argentina, y quedaría empeñado por generaciones. Ya está bastante endeudado, y apenas puede pagar sus compromisos internacionales; por eso, no le regalen más dinero, producto del sacrificio del humilde trabajador paraguayo, a los cuervos internacionales.
En conclusión, sería interesante de ver en un futuro cercano que las noticias que nos llegan son distintas de las de nuestros vecinos, que nuestros aciertos o errores sean propios y no copiados; si vamos a imitar, veamos primero que las medidas que pretendemos aplicar hayan dado resultado positivo en quien las tomó. Por ejemplo, si nuestro vecino sube los impuestos porque cree que va a recaudar más y lo que consigue es recesión, entonces hagamos las cosas al revés, bajemos los impuestos; si las tarifas aumentan y baja el consumo, bajen las tarifas para que éste aumente; si el trabajador gana poco y apenas puede llegar a fin de mes, no le disminuyan el salario, aumenten el poder adquisitivo de su magro sueldo. Si hay que disminuir algún sueldo, toquen el bolsillo de los legisladores, sáquenle la nafta gratis, los celulares gratis, los autos gratis, la cantidad de asesores que necesitan para trabajar, porque algunos no saben ni dónde están parados. Sean celosos guardianes de la frontera y de la aduana como lo era el doctor Francia. Eliminen las leyes de fácil excarcelación y aumenten las penas a los delincuentes, para que la gente pueda así ir eliminando las rejas de sus casas. Mejorar la salud y la educación no debe ser tan difícil si los recursos se aplican correctamente. La ayuda social que le llega al Paraguay desde el exterior es muy importante y generalmente no va a parar a sus verdaderos destinatarios, por eso hay que sacarle el control de este rubro a los actuales funcionarios y dárselo a entidades privadas de bien público, como Cáritas y otras, que efectivamente realizan una acción social formidable. A los chicos de la calle, que son explotados por los mayores, se los debe ayudar con educación, ropa y alimentos, y si es necesario sacarle la custodia a sus explotadores.
En fin, hay tanto por hacer que el gobierno no debe saber por dónde empezar. ¿Será por eso la inacción? Pero no importa por dónde se comienza, aunque se tome una sola medida que favorezca directamente a la gente hará, sin duda, que la popularidad del Presidente, actualmente en decadencia, se revierta y no sea un desengaño más.

Comentarios

Entradas populares