Cada pueblo tiene el gobierno que merece

El título es una vieja sentencia que pertenece a Joseph de Maistre, político y filósofo francés; que fue aggiornada un siglo después por André Malraux, otro pensador francés, de la siguiente manera: “La gente tiene los gobernantes que se le parecen”, que se me hace más atinada esta última, porque que nadie se merece un Castro, un Hitler, un Mao o un Maduro, como sería en el caso de la afirmación de De Maistre.
Pero bien, veamos si Malraux tiene razón.

En estos días hemos visto hechos de violencia en nuestro país, además de expresiones groseras, brutales, burlas, etc., en los redes virtuales, descalificando el accionar del actual gobierno, pedidos de juicio político por doquier y destitución; por otro lado, hay sectores políticos, periodistas e intelectuales que están fogoneando esta posibilidad y se puede apreciar una descontrolada violencia verbal; una agresividad rayana en la locura, colectiva.
Por otro lado, si nos remitimos al pasado reciente, el democrático, que arranca en 1989, casi tres décadas apenas, vemos que en el interregno, deberían haber habido seis presidentes contando al actual, pero no, hubo ocho, dos más; debido a la interrupción por juicio político y destitución a Grau y Lugo; dos juicios políticos formalmente llevados a cabo y sumarísimos, pero innecesarios, con el agravante que los cargos para llevar adelante dichos juicios fueron inconstitucionales.
En ambos casos la intolerancia política, apoyada por manifestaciones populares, hicieron posible estas interrupciones, o golpes de estado palaciegos; también con una complacencia pública general si se quiere.
Hoy día estamos asistiendo a hechos similares a los de 1999, una intolerancia exacerbada esta vez por las redes virtuales, algo que antes no se disponía; y se observa que muchísimas personas están deseosas de terminar con este gobierno antes de que cumpla su mandato; que en esto no está sola la oposición, que gustosa se presta a esto e incentiva, está también detrás una sociedad que mayormente se muestra intolerante.
De lograrse el juicio político sería la tercera vez en menos de tres décadas que se interrumpe un mandato presidencial y se cambia al titular sin motivos valederos, observación esta hecha con calma y a la distancia, lejos del calor de la refriega.
Observando un poco más atrás en el tiempo, antes de la llegada de Stroessner, también hubo un período anárquico en política; y más atrás también; y si nos remontamos a la década de 1870 y antes a partir de 1811, veremos que nuestro pueblo siempre tuvo un alto grado de intolerancia; y que el producto de esta intolerancia han sido prolongadas dictaduras. La primera del Dr. Francia, legalmente constituida en forma temporal y la segunda, también legal a perpetuidad; porque parecía que ya entonces no había otra forma de sujetar las pasiones e “intereses”; y el Paraguay tuvo la suerte de tener en aquel prócer a una persona proba, inteligente y capaz, tanto es así que logró consolidar los cimientos de la República y al fallecer dejó un erario fuerte, un ejército formado, un país sin anarquía y un concepto de soberanía muy arraigado en el pueblo con incipientes instituciones pero fuertes. Luego vino un interregno breve, no exento de algunas escaramuzas políticas, también tuvimos la suerte de tener a un estadista como Carlos A. López, por dos décadas; un gobierno constitucional pero no exento de autoritarismo si se quiere, que a su muerte deja en el cargo a su hijo Francisco S. López; otro gran patriota y hombre preparado, que lamentablemente fue arrastrado a una guerra que terminó por destruir la riqueza y progreso acumulados durante más de medio siglo.
Y los que posguerra vinieron a gobernar, muchos de ellos hombres codiciosos y sin moral, traidores enrolados con el ejército extranjero, carroñeros de los restos de la Nación, autoritarios sin autoridad, autoproclamados falsamente democráticos y constitucionalistas, tampoco pudieron sostener o contener a aquel pueblo, y es así que hubo, 18 presidentes desde 1870 hasta 1904; 28 de 1904 a 1940; 8 de 1940 a 1989, y 8 de 1989 a la fecha. Salvo el interregno de Morínigo y Stroessner, que juntos suman 43 años y restando este tiempo al período que va de 1870 a la fecha nos da que en 104 años hubo 60 gobernantes, o sea un promedio de 1 presidente cada año y medio, más o menos.
Para terminar, luego de este breve análisis, no quedan dudas que Malraux tenía razón: tenemos los gobernantes que se nos parecen.
Así que, como del axioma malrauxiano no se puede escapar, lo que se impone, si queremos tener mejores gobernantes, es ser como sociedad un poco mejores, ser más tolerantes; y también entender que el cambio no es colectivo, que el cambio empieza en cada uno. Por ejemplo, si vas a dar tu opinión en un foro virtual sé respetuoso, no insultes a nadie, piensa antes de escribir si lo que dices es correcto o no, si la información que das está chequeada; y si vas a una plaza a manifestarte no lleves palos ni piedras, menos combustible; no quieras destruir nada, no hagas berrinches; respeta a las fuerzas de seguridad que están allí para preservar no para reprimir; sé coherente, no te dejes manipular, infórmate si lo que lees en los medios es verdad o no, estudia; y, sobre todo, piensa que el otro, el que opina distinto, es una persona con los mismos derechos que tienes tú a dar su punto de vista y que no hay porqué enojarse por ello. Y cuando hay comicios, aparte de no vender tu voto, piensa a quién se lo vas a dar, no mires solo el color y vota un proyecto no un mesías.

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