SOBRE EL 23 DE OCTUBRE (1931)
(Publicado en La Nación, Asunción, el 29-10-2007)
El columnista Alberto Vargas Peña,
en su artículo “1931 y 2007: Dos caras de la indefensión” tiene una visión de
los hechos acaecidos el 23 de octubre de 1931, bastante desdibujada, o más bien
parece justificar el ametrallamiento de la multitud que se manifestaba en
defensa del Chaco. Tildar de comunistas a sus organizadores es realmente
ridículo, nadie más lejos de esta ideología que uno de los protagonistas que él
menciona, Juan Stefanich. Tengo el gusto de conocer a su hijo, quien me ha
regalado varías obras de su padre, entre ellas el libro “El 23 de octubre de
1931”, y le puedo afirmar que si hay alguien que combatió el comunismo desde su
puesto de ministro en 1936, fue justamente él.
Posiblemente el error de conceptos
del analista parta de las fuentes que al final de su columna agrega, como
diciendo, “échenle la culpa a ellos, no a mí, ellos lo dicen”. El libro de
David Zook Jr. no vale la pena ni comprarlo, al hojear unas pocas páginas en
seguida me di cuenta cómo el autor falta a la verdad, entonces uno ve que esta
obra es parte de la historia oficial que han escrito fanáticos liberales que no
han dudado en tergiversar los hechos para así quedar ellos en la historia, en
nombres de calles, avenidas y rutas, en el bronce, en las plazas y en cuanto
pueblito hay relegando a los auténticos patriotas que llevaron adelante aquella
gesta del Chaco, que los tenemos y ni Estigarribia, ni Ayala ni Guggiari están
siquiera a la altura del tobillo de estos.
Los liberales de aquel entonces no
hicieron absolutamente nada por la defensa del Chaco, fue el pueblo el que se
levantó y patriotas como Juan Stefanich son los que desde su tribuna periodística
ayudaron a tomar conciencia e impulsaron a estudiantes, obreros y campesinos a
que esa defensa se haga efectiva.
Pero lo más incongruente que expone
en su análisis es que esa manifestación fue organizada por comunistas. Acaso no
sabe el columnista que el partido Comunista, que no estaba proscripto en
aquellos años, se oponía a esa guerra y lo hacía saber a través de los
panfletos que distribuía entre los soldados; ellos consideraban que las tierras
del Chaco no eran nuestras eran de los terratenientes como Carlos Casado, etc.,
por tanto no había que defender los intereses de estos. Y en este punto podemos
decir con toda certeza la afinidad de fines que tenían tanto los dirigentes del
partido Liberal como los dirigentes comunistas: no defender nuestro Chaco y
entregárselo a los bolivianos.
Los hechos del fortín Vanguardia se
suceden después que soldados bolivianos mataran a soldados paraguayos. El mayor
Rafael Franco destinado a esa zona pasaba regulares Informes al Gobierno dando
cuenta de la instalación de fortines en nuestro territorio y a su vez pidiendo
instrucciones, las que invariablemente eran “siga observando”. A posteriori de
los hechos de Vanguardia, el gobierno paraguayo pide disculpas al de Bolivia y
se compromete a reconstruir el fortín boliviano; esto acaso no es reconocer que
nuestros vecinos eran los dueños del Chaco, no es una entrega tácita.
Hay que decirlo claramente, tanto
los dirigentes liberales de aquel entonces, como los comunistas, no querían ir
a la guerra para defender un territorio que históricamente nos pertenecía; la
defensa y expulsión del invasor por parte del pueblo que acudió en masa a tomar
las armas, armas que en un principio apenas eran machetes seguramente traídos
de su kapuera, no estaba en los planes de los dirigentes de entonces. Y durante
la contienda y una vez finalizada hicieron lo imposible para favorecer al
enemigo. Les recuerdo el armisticio que solicita nuestro gobierno después de la
batalla de Campo Vía y la firma llevada a cabo el 21 de julio de 1938 aceptando
un laudo basado en un principio de equidad y no de derecho como es el que correspondía,
con lo cual nuestro territorio se redujo cerca de 50 mil kilómetros cuadrados,
y qué casualidad que la tierra entregada es rica en gas y petróleo. Aquel
gobierno demostró el 23 de octubre de 1931 que prefería matar paraguayos antes
que defender nuestro Chaco.
Sobre los hechos de la víspera del
23 de octubre, la manifestación fue primero a reclamar a la casa del
Presidente, y este no los recibió, seguidamente se trasladaron a la vivienda
del mayor Franco, que tenía arresto domiciliario, por tanto no podía hacer
ningún tipo de expresión pero ante la insistencia de la multitud no tuvo más
remedio que salir y decir unas palabras, pero prudente como era no expresó nada
que exacerbara los ánimos de los manifestantes, no hacía falta, porque de esto
se encargaba bastante bien el gobierno con su inacción.
Por último, el analista expresa que
al igual que entonces hoy el Chaco está indefenso por completo, que cualquier
país armado se puede aprovechar de esta situación (me imagino que cualquier
país será Bolivia, al que el loco Chávez está rearmando), que tenemos una
situación como la de 1932 y que el pueblo debe manifestarse con acciones
civiles en los medios y frente al Congreso. Le pregunto, ¿no se da cuenta que
está pidiendo acciones como las que se llevaron a cabo en 1931?
Hoy no tenemos una invasión
territorial amañada desde el Gobierno; por suerte estamos en paz con nuestros
vecinos; tenemos un Mercosur; hay cuestiones que mejorar como los temas Itaipú
y Yacyretá, asuntos que se manejan a través del diálogo y no de las armas; y un
hijo putativo de Hitler en Venezuela que es un peligro para la humanidad y
obliga a estar alertas. Pero nuestras Fuerzas Armadas no solo deben ser
reequipadas porque hay algún peligro latente, creo que nuestras fuerzas,
desprestigiadas en grado sumo por hechos por todos conocidos, herederas de
gestas como las del 70 y el 32, deberían volver a ser un pilar, como
institución que es, respetadas, bien entrenadas, equipadas acorde con los
tiempos modernos y bien pagadas. Esto no es difícil de llevar adelante, un
gobierno decente y ejecutivo lo puede hacer.
Le pido disculpas al analista, no
es mi intención ofenderlo, pero es tal la incongruencia de su artículo y falta
de apego a la verdad histórica que realmente indigna.
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