La Revolución Francesa y uno de sus legados: la izquierda y la derecha

Hay en política un uso y abuso de los términos izquierda y derecha, este encasillamiento político denota en los que lo emplean un pensamiento euclidiano, o plano, sin matices; ubicando las opiniones en posiciones extremas que no permiten apreciar en todos sus aspectos las diversas situaciones sociales. Esta nota, intenta, por un lado, contar el origen de estos términos y, por otro, generar una reflexión personal.

La verdadera filosofía es reaprender a ver el mundo.
Mauricio
Merleau-Ponty, filósofo francés (1908-1961)

Quien conoce un poco las cosas humanas, sabe que tener buena prensa es de suyo, y sin más, un mal síntoma. (…) La buena no se tiene si no se es o un intrigante o un irresponsable, cargado con sobrados defectos para que su fama no estorbe a nadie.
José Ortega y Gasset, “La idea de principio en Leibniz…” (filósofo español, 1883-1955)


Dentro de poco, el 14 de julio, se cumplen 219 años de la Revolución Francesa que para bien o para mal cambió el mundo. Uno de sus legados, poco difundidos, que permanece vigente es la idea abstracta de los términos izquierda y derecha; ambas palabras poseen fuertes connotaciones, muy arraigadas en el pensamiento colectivo y, como es sabido, se utilizan para definir la tendencia política de una persona o grupo. Por un lado, la izquierda se identifica como la gran defensora de los derechos humanos, la lucha por la liberación, en contra del imperialismo, etc.; mientras que, por el otro, la derecha es la que representa la explotación, el capitalismo salvaje, el imperialismo, etc.
Pero, ¿qué es ser de derecha o de izquierda? La gente que es catalogada como de izquierda, lo mismo la de derecha, ¿es consciente de su posición? ¿No es una antigualla, un anacronismo, hablar en estos términos? ¿Existen, realmente, la derecha y la izquierda? ¿La izquierda, responde a la idea que se tiene de ella?
Preguntas, muchas, difíciles de contestar, con el riesgo de terminar en una discusión bizantina. Pero para poder desentrañar aunque sea un poco estas disquisiciones pienso que habría que ir de lo más simple a lo más complejo.
Por empezar y apartándonos de las ideas políticas, ambas posiciones (derecha e izquierda) a lo primero que nos remiten es precisamente a eso, a meras posiciones, a ubicaciones de lugar; siempre con respecto a un punto de vista, ya que si giramos 180 grados inmediatamente lo que estaba en un lado pasa al otro. Entendamos que la determinación de estas ubicaciones es un invento puramente humano, como la geometría y las matemáticas.
Pero veamos, por medio de sus sinónimos, qué se entiende por derecha, en lo que concierne al amplio espectro que esta palabra nos presenta: recto, rectitud, correcto, alineado, legal, honradez, honestidad, razón; son comunes las frases: andar por derecha; tener derecho; hacer las cosas por derecha…, etc. O sea que este término, más todos sus derivados, tiene en general una connotación positiva; esto siempre y cuando no se refiera a la política, ya que en este campo la palabra de positiva se vuelve, automáticamente, negativa.
Por otro lado, el mundo del término izquierda es todo lo contrario al párrafo anterior, en cualquier idioma que se hable, teniendo en lengua italiana, siniestra, una connotación mucho más pesada. También, concordante con la anterior, siendo una palabra que expresa en general lo negativo en política cambia su polaridad. ¿Por qué?
Para responder a esta paradoja semántica hay que remontarse poco más de doscientos años, que es cuando ambos términos cobran un valor distinto.
El 1º de octubre de 1791, en París, daba comienzo la Asamblea Legislativa. Por un lado, a la derecha, estaban los Feuillants, partidarios de la monarquía; en el centro se ubicada el Llano, que sin tener una opinión política definida se oponían a los radicales, los Girondinos, que se sentaban a la izquierda; éstos eran contrarios a la monarquía y buscaban la implantación de la república, proyecto parecido al de los Montagnards, o Jacobinos, grupo que ocupaba la parte superior de la Asamblea. En un principio girondinos y jacobinos marcharon juntos, pero a raíz de la declaración de guerra, entre otras diferencias, que los primeros propugnaron el 20 de abril de 1792, se dividieron: los jacobinos, mucho más radicales y combativos, tomaron el poder después de enviar a la guillotina, intrigas mediante, a todos los dirigentes girondinos. A partir de aquí reinó el terror en Francia, sus máximas figuras Maximilien Robespierre y George Danton ordenaron, vía asamblea, asesinar a todos los opositores: miles de personas fueron guillotinadas en los tres años que gobernó el jacobinismo. Toda esta locura francesa, que muestran como ejemplo al mundo, devino en Napoleón Bonaparte, un personaje muy discutido, amado por unos y rechazado por otros.
Como vemos al principio del párrafo anterior, los representantes del gobierno, aristocracia, clero, etc., se sentaban a la derecha de la Asamblea; estando ubicados los representantes del pueblo a la izquierda. Siempre me pregunté, ¿qué hubiera pasado si estaban ubicados al revés?
Lo cierto es que la connotación de ambas palabras, sobre todo la izquierda, que se identifica con lo popular, nace en aquella época. Es cierto, a la izquierda estaban sentados los representantes del Pueblo, que buscaban cambiar el viejo sistema monárquico por uno republicano para mejorar sus condiciones de vida. ¿Pero aquellos dirigentes que representaban al Pueblo, realmente, defendieron sus intereses?, ¿o sólo masacraron a la oposición para destruir un poder y ubicarse ellos en el trono, encabalgados en ese pueblo que decían representar? ¿Se puede decir que los jacobinos, comparables en su ferocidad a los bolcheviques, stalinistas y nazis, estaban con el pueblo? El leninismo es catalogado como ideología jacobina; su líder, Lenin, expresó: “…la revolución habría de ser dirigida por un partido pequeño integrado por revolucionarios profesionales”.
Los jacobinos desde sus comienzos tuvieron un buen manejo de la opinión pública a través de los medios, la prensa y los pasquines, de ahí la popularidad de este movimiento y su posterior llegada al poder –hasta fines de 1794, porque después del guillotinamiento de su máxima figura, Robespierre, esta facción fue declarada ilegal.
Lo cierto es que la izquierda tiene una connotación positiva, es bien vista, se identifica con el pueblo, es progresista; mas todo lo que no está enrolado en esta corriente es etiquetada como la derecha conservadora y por ende antiprogresista, el antipueblo; como vemos, una connotación fuertemente negativa.
En realidad, el uso ideológico de esta terminología ha insertado, con mucho éxito, en el pensamiento del común un razonamiento simple, sin término medio, y si hay un centro los políticos saben que éste tiene que estar volcado un poquitito a la izquierda. Un pensamiento tan sencillo como el de que los pobres son pobres porque hay ricos; como si nunca algún pobre, con su esfuerzo, se hubiera vuelto millonario. De acuerdo con esta teoría, cuando un rico se vuelve pobre varios pobres tendrían que mejorar su estándar de vida y al revés, cuando un pobre mejora su condición algún rico se tendría que empobrecer, pero la economía no se maneja con vasos comunicantes; lo único que se logra con estos sofismas es enfrentar a pobres y ricos en una lucha de clases sin fin. La pobreza y explotación pasan en la mayoría de los casos, antes que por el sistema económico, cualquiera sea éste, por la corrupción y la miseria humana. También para este tipo de razonamiento la clase media, la burguesía, es un estorbo; como aquellos que en la asamblea francesa se sentaban en el centro sin tener en claro lo que querían, sí sabían lo que no querían; probablemente muchos de ellos habrán experimentado el invento de monsieur Guillotin.
Para finalizar y respondiendo algunas de las preguntas del comienzo, primero creo que sí es un anacronismo hablar en términos de izquierda y de derecha, porque los actuales representantes del Pueblo, descendientes o émulos de jacobinos y girondinos, se ubican en cualquier sector del Parlamento; para ellos lo primero es tener una banca, no importa el lugar en que esté ubicada; segundo, que estas palabras son meras abstracciones, que mucho connotan pero que en el fondo no dicen nada, sólo sirven para estigmatizar en forma peyorativa a cualquiera que piense distinto; y tercero, a la luz de estas simples reflexiones, creo que tanto por derecha como por izquierda, igual nos vamos todos a la m…

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