¿A qué fue Cartes a Surinam?



(2013)

Parecida pregunta la gente se hacía durante el gobierno de Lugo, ante cada viaje al exterior que éste realizaba: ¿a qué va o fue a tal o cual país?; porque realmente se la pasó viajando, ¿para qué viajaba?, nadie lo sabe. Tampoco nadie podía imaginar que en 2008 se terminaba eligiendo no a un presidente o a un estadista, símbolo de rectitud y anticorrupción, se terminaba eligiendo a un turista clase bussiness premiun executive, émulo de Isidoro Cañones. Jamás en la historia política del Paraguay nadie viajó tanto y tan inútilmente. A la gestión de Lugo le cabe el revés de la famosa frase de Churchill: “Nunca tan pocos debieron tanto a tantos”. Y ahora como senador Guasú, gracias a Curuguaty, va a poder continuar esa vida del Padrino play boy, que en este caso no es a costilla de un indio ricachón sino a upa de cientos de miles de indios más pobres que Ñancul.
Y ahora se realizó el primer viaje de Cartes al exterior, nada menos que a una reunión de la Unasur. A qué fue es la pregunta del millón: ¿para sacarse una foto con Maduro, el multiplicador de estupideces? ¿Para sacarse una foto con Evo o Correa?; pero si ninguno quiso venir a su asunción, ¿qué interés puede tener en reunirse con ellos? ¿Para quedar bien con Rousseff?, si ella ni siquiera se quedó un minuto más en la fiesta y con una tonta excusa (“dejé la plancha enchufada”) puso pies en polvorosa apenas pudo. La foto con Boudou se puede decir que es la frutilla que corona la torta del viaje carteano; por las dudas si sabe quién es este señor que se fije que no le falte nada; que se acuerde de la señora Moria.
Creo que Cartes debería hacerse esta básica pregunta: ¿para qué sirve la Unasur?; y como Platón entrar a razonar: ¿es acaso un bloque como el Mercosur?, la respuesta es no; ¿es un bloque ideológico?, la respuesta es sí; ergo, el intríngulis es: ¿tiene cabida la política carteana en la lógica ideológica de la Unasur?
A este último interrogante la respuesta la conoceremos en breve, ya que “para saber de qué lado cojea el rengo hay que verlo caminar”; por lo pronto, muchos, después de este viaje, ya están pensando aquello de “dime con quién andas y te diré quién eres”.
Y el rengo podrá aludir, localmente, pragmatismo, transversalidad, situación coyuntural, etc., y argumente lo que argumente no le va a ser fácil convencer a las opiniones pública y publicada, se le va a complicar; el vidrio no se come e internet está avivando rápidamente a la gilada.
Tampoco se puede cojear de un lado en casa y afuera cojear del otro. Es más, si afuera se cojea con cojos que cojean del mismo lado, está bien; ahora si cree que se puede cojear con cojos que cojean a la inversa, está equivocado, no va a ser una marcha acompasada; se oirá algo así como “tic tac, tic tac, tic toc”; y aún peor si cree que puede convencer a los otros cojos para que cojeen “tic toc, tic toc, tic toc…”, en este caso el diagnóstico del precoz cojo es claro: está peor que Maduro y su interpretación evangélica; más aún al escuchar la propuesta carteana hecha en el plenario de la Unasur: “…debemos manifestar, con una firme voluntad política, nuestro compromiso de hacer de la Unasur un destino común, aceptando nuestro pluralismo político, reafirmando la igualdad jurídica de nuestros estados así como de los principios y valores del derecho internacional y la permanente necesidad de dialogar entre todos y cada uno de nosotros”. La respuesta de los cojos neobolivarianos se puede palpar en el aire, traducida al dulce idioma guaraní, sería más o menos la siguiente: “Ejú lunes”, y otras menos delicadas.

Rafael Luis Franco

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