
Recuerdo, con 22
años, estaba trabajando en un medio como reportero gráfico en el
Sur. Recuerdo de esos años la gran inflación de mediados de 1975
llamada “el Rodrigazo”, por Celestino Rodrigo, el ministro de
Economía que un día lo pusieron al frente y le hicieron firmar un
papelito, que ni sabría que firmaba y al otro comienza la
devaluación. Esta fue tan atroz y tan violenta que los comercios
comenzaron a cerrar por meses, ya que si vendían no tenían la
posibilidad de reponer.

Recuerdo de esos
años los informes de las noticias, todos los días mataban uno o dos
oficiales del Ejército, cuando no un policía. Los terroristas
habían logrado sacar a los uniformados de la calle, los mataban como
moscas, les robaban el arma y la chapa; la cuadra donde había una
comisaría estaba vallada y no se permitía el paso de vehículos,
también los policías, por muchos años, dejaron de usar la chapa
distintiva para que no los identificaran; es así que se adueñaron
de las calles no solo los terroristas, también los delincuentes
comunes.
Recuerdo de esos
años la desesperación de la gente, la devaluación imparable y que
el clamor general era que el gobierno se vaya y “que vengan los
milicos”. El llamado Operativo Independencia en la provincia de
Tucumán ya era un hecho desde 1975, los terroguerrilleros habían
logrado liberar amplias zonas de dicho territorio.

Recuerdo que los
atentados estaban a la orden del día, algunos espectaculares, como
el secuestro del avión de pasajeros con que escaparon de Formosa que
luego aterrizó en un pantanal. Por aquella época el terrorismo
estaba de moda, no solo pasaba en la Argentina, también en Alemania,
en Gran Bretaña, en España, en Italia, etc., y los grupos tenían
conexiones internacionales y lugares de entrenamiento ya sea en Cuba
o Libia, no solo en el campo militar, también en el de la guerra
psicológica; y es este tipo de guerra para ellos la más importante
y en la que nunca han cejado; es la que les permite luego a muchos
acceder al poder y recibir indemnizaciones multimillonarias; ya que
pasan de victimarios a víctimas; y también gracias a una prensa
tibia, cuasi cómplice, en la que la sangre de las víctimas
inocentes en sus páginas seca al instante, mientras que la de los
terroristas siempre se mantiene fresca y lista para una marcha o
piquete.

En Buenos Aires
tenían medios a su disposición, y eran muy populares; aquella
generación, la nacida en los 50, en su mayoría eran idealistas, de
buen nivel intelectual y económico, medio y alto. Pero fue enajenada
por una maquinaria que tiene la capacidad de torcer la realidad y que
los(nos) engañó y encegueció, en mayor o menor grado, y utilizó a
toda aquella juventud para buscar imponer un Estado totalitario.

Aquella generación
no vivió lo que fueron los dos primeros gobiernos de Perón, solo
sabía lo que los medios le vendían, que de ser en la realidad un
gobierno totalitario, pasó a ser en la imaginación juvenil una
gesta romántica antiimperialista; “ni yanquis ni marxistas...”
era la consigna, pero la realidad es que eran inconcientemente
marxistas. Y las proscripciones y prohibiciones aportaron lo suyo
para hacer crecer el mito, la figura y el prestigio del exiliado
“líder” que en 1955 estaba por el suelo, vuelve a comienzos de
los 70 cual ave Fénix, remixado, aggionardo, con menos años que
cuando se fue gracias a la Dra. Aslan, decían, a salvar la
República; y se impone democráticamente con el voto masivo de la
ciudadanía. Y qué hizo en los pocos meses que duró su gobierno
(septiembre del 73 a julio del 74), no hizo nada nuevo, hizo lo que
sabía y había hecho ya en sus primeros dos gobiernos, y el
resultado en lo económico está a la vista, quedó para la historia:
el “rodrigazo”, el brutal ajuste que hice antes referencia, fue
producto de las medidas gelbardeanas. Del presente griego que legó
el "Pocho", “Isabelita” no digo nada, porque fue meramente títere de oscuros poderes, internacionales inclusive, que son los
que crean, financian y sostienen a dictadores/as cuya única función
es entretener, engañar, dividir a la ciudadanía para así vaciar
sus riquezas. Antiguamente eran los piratas los que atacaban y se
llevaban el Tesoro, ahora este robo lo hacen con los demagogos.
Y para tener una
leve idea de adónde estaba llevando el país aquellos primeros
gobiernos del “líder”, basta solo con ver la Venezuela de hoy
día; una historia calcada. Imaginen si logran echar a Maduro, que
este va al exilio durante 18 años, y que durante ese tiempo una
nueva generación crezca sin conocer prácticamente el desastre que
hizo, las arbitrariedades, las confiscaciones, el control de los
medios, la inflación, etc.; es inimaginable, ¿no?; pues bien, eso
fue más o menos lo que pasó con Perón después de 1955. Los medios
lo reinventaron, lo reciclaron, al ocultar la verdad a la generación
siguiente.
Así, cuando esa
generación llegó a la adolescencia y juventud, a la edad en que
empiezan a interesarle los vaivenes políticos, quedó atrapada en la
telaraña ideológica, tejida hábilmente por expertos
internacionales en manipulación psicológica de masas, que ofrecían
a los jóvenes “imberbes” (así los trató Perón el 1°-5-1974)
un abanico de posibilidades para caer en ellas: desde una extrema
izquierda hasta una extrema derecha; y en esta última es la que la
gran mayoría cayó, y sigue cayendo al creer que los movimientos
nacionalistas son opuestos al socialismo, a la izquierda totalitaria;
y no es así, esta es su faz más siniestra.
Y una cosa deriva en
la otra, porque los miles de desaparecidos no fueron el resultado de
un solo gobierno; fueron el resultado de una serie de políticas
equivocadas; de engaños masivos; en este resultado tienen que ver
tanto civiles y militares; una sociedad, “el pueblo”, que hoy
quiere una cosa y mañana otra y que luego nadie se responsabiliza
por nada y todos se vuelven fiscales y jueces; una infantil sociedad
que a pesar de conocer la historia, cada tanto, alegremente, vuelve a
seguir al flautista de Hamelín y recién se despierta, por un rato,
cuando se está ahogando.
Lamentablemente hay
un impedimento para conocer en profundidad esta historia en la que
aún quedan muchos sobrevivientes de esos años que pueden contarla,
contar los hechos tal como fueron; ese impedimento es el bando que
nos dice lo que es políticamente correcto y lo que no; una suerte de
nazifascismo totalitario se ha impuesto, casi por ley, y dice que los
terroristas de antaño son las únicas víctimas de esta historia; y
si dices lo contrario, marche preso.
Y así, como a la
generación del 50 le contaron “otra” historia; asimismo pasa con
la generación post desaparecidos, les están contando “otra”
historia. Es increíble de ver cómo en este país la historia se
repite constantemente una y otra vez, el Record Guinness debería
tenerlo en cuenta.
Publicado en La Prensa, Bs. As., el 25-3-2020, p. 16.
http://www.laprensa.com.ar/487024-Donde-estabas-el-24-de-marzo-de-1976.note.aspx
https://www.paraguaymipais.com.ar/opinion/y-donde-estaba-el-24-de-marzo-de-1976/?fbclid=IwAR1XVWNj81cQSfOGoqLWEqmU75HoZmrVf7gII_TYG4svjrzFLO5VoEimJ7Y
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