Hackeados y con virus o Un virus malthusiano

(Advertencia:
este escrito es producto de la cuarentena, día 8vo.)
Los
expertos dicen que, normalmente, un virus sobrevive fuera de un
organismo algunas horas, dependiendo del sitio donde se pose; lo
extraño de este nuevo virus es que puede sobrevivir días, hasta
semanas; de ahí el tema de la rigurosa cuarentena y su prolongada
extensión.

Como
dije, en situación de guerra el gasto público aumenta; el aumento
de este tipo de gasto es una vieja receta keynesiana, al que los
socialistas adoran, propuesta por sus seguidores inclusive y
preferentemente para tiempos de paz, y todos los tiempos; pero
resulta que está más que probado que este sistema no sirve, porque
estas políticas solo llevan a situaciones como las que vive
Argentina hace décadas, de constante inflación e hiperinflaciones
cíclicas; sí resulta ser un brillante negocio para muy pocos; por
tanto, la conclusión sería que estos economistas, keynesianos, no
se equivocan; los equivocados somos nosotros al creer que se
equivocan.
Y
un detalle, para los mal pensados: en la ciudad cero, Wuhan, que es
donde se originó la contaminación, está el Laboratorio Nacional de
Bioseguridad, de la Academia de Ciencias de China, nivel P4, de
máxima seguridad, que son los que tienen permitido experimentar con
los virus más peligrosos; y entre las sospechas que hay es que el
virus pudo habérseles escapado; por tanto, la historia del
murciélago, que se comió la víbora, que se comió el chino o
echarle la culpa al pobre pangolín suena medio raro, no cierra bien,
porque desde
la época de Mao
estos bichos forman
parte de la mesa de los wuhaneses y los virus saltaron
de un lado a otro sin conflictos y estuvieron tranquilos hasta que,
casualmente, hace dos años se instaló el gran laboratorio, del que
en su nivel solo hay ocho más en el mundo (Francia, Canadá,
Australia, USA, Gran Bretaña, Gabón, este depende de Francia,
Suecia y Sudáfrica,
https://www.eldia.com/nota/2020-2-27-15-28-0-crece-la-teoria-de-que-el-coronavirus-salio-del-laboratorio-de-wuhan-informacion-general);
y si
uno es muy mal pensado diría: qué
mejor lugar que instalar un laboratorio nivel
P4
donde hay un mercado como el de Wuhan, donde tienen a mano todas las
especies de animales exóticos de los que pueden extraer los virus
más raros y, por si las moscas, si pasa algo “la culpa la tuvo el
pangolín”.
O
sea, hay que entender que el virus, la pandemia, se originó en un
país sometido por una férrea dictadura, que controla todos sus
medios de comunicación, que puede ocultar e informar lo que le viene
en gana y nadie va a saber si es cierto o no; aparte de tener su
gobierno una
ideología que
les da
cobertura intelectual global, que les
brinda libertad e impunidad para hacer los experimentos
y cometer las atrocidades que
se les ocurra; un
país con sueños imperiales que viene expandiéndose aceleradamente,
que con sus productos de mala calidad, pero baratos, casi regalados
por el subsidio estatal, ha logrado cerrar miles de fábricas en el
mundo, con el consecuente empobrecimiento y desempleo; que se está
adueñando rápidamente de la producción de materias primas; y que
todo esto conlleva
a un desequilibrio mundial
y
a un probable
nuevo
orden.
Hoy
día, quizá sin darnos cuenta y enterarnos, tal como supongo pasó
en la sociedad al comienzo de las dos primeras guerras del siglo XX,
estemos viviendo los comienzos de otra, tal vez esta sea “una nueva
forma de guerra”; en la que como dije arriba solo se destruyen las
personas, sobre todo las mayores, las que más gastos sociales
producen; algo parecido a lo que hizo el nazismo con su sociedad.
Y
uno no quiere ser mal pensado, pero tampoco se puede ser ingenuo a la
hora de analizar la situación y ver cómo van llevando el mundo, con
medios masivos absolutamente controlados y en muy pocas manos, lo
mismo que el gran capital internacional que decide las políticas que
deben seguir los Estados: impositivas, de salud, de aborto, sexuales,
etc.; políticas idénticas que cosifican al ser humano y que se
aplican tanto por liberales como por socialistas.
Y
si antes un dictador loco quería apoderarse del planeta (Napoleón,
Lenin, Hitler, y este último por un pelo no lo logró), con el apoyo
de otros dictadores menores pero efectivos (Mussolini, Perón, Mao,
Castro, e infinidad más); que dominaban mediante el terror a sus
pueblos y promesas de liberación a los otros, imponiéndose sus
fotos y bustos por doquier, de manera que se los debía adorar cuasi
como dioses terrenales; y si antes era la foto del dictador la que
imponía el terror hoy día vemos en la pantalla chica un incesante
bombardeo de la imagen del horrible virus, que aparece de fondo en
todas los canales donde tocan el tema, daría toda la impresión que
subliminalmente buscan que el terror, el miedo, penetre en la mayor
cantidad de mentes posibles; es así que el Covid/19 vendría a ser
una especie de nuevo líder mundial que impone las reglas del juego
(ni Orwell ni Bradbury lo hubieran imaginado); y al igual que los
anteriores dictadores este monstruo hace cerrar los templos, prohíbe
las reuniones, declara estados de sitio y toques de queda... en fin,
demasiadas similitudes.
Y
siguiendo en la línea de mal pensados, como sabemos, en laboratorios
pueden modificar genéticamente una planta para hacerla más
resistente a una sequía e inundación, como es el caso de lo que han
logrado con la popular soja; que necesita muy poca fumigación y
soporta tanto prolongadas secas como el exceso de agua. Entonces, no
sería descabellado pensar que algún científico o un grupo,
sostenido por los mismos que financian guerras e inventan dictadores,
puedan haber modificado un virus, lo hayan hecho resistente al
medioambiente de manera que permanezca en el aire por largo tiempo y
además de acción retardada, como es el caso de este Covid/19, que
la persona contagiada por él puede estar varios días sin presentar
síntomas, y así contamina a la mayor cantidad de gente posible,
generando luego una explosión de infectados a los que ya su atención
se vuelve incontrolable, si no hay una estricta cuarentena mediante.
Y
no es descabellada la idea, porque ya en la Segunda Guerra Mundial
los japoneses experimentaron en una región de China que habían
ocupado, en un laboratorio secreto y utilizando prisioneros chinos
como conejillos, con pulgas contaminadas con la peste bubónica; su
plan era exparsirlas masivamente mediante bombas que iban a arrojar
sobre los EE.UU., por suerte no lograron su cometido; y no nos
olvidemos que no hace mucho el ántrax fue diseminado en el país del
Norte luego del ataque a las torres gemelas, con fines terroristas.
La guerra bacteriológica es un hecho en proyectos secretos; y el
simulacro de pandemia hecho el año pasado por el Instituto Hopkins,
que demostró que morirían decenas de millones por un virus similar
al actual, es probable que no haya sido solo una simple ocurrencia
premonitoria del multimillonario Gates.
Lo
cierto es que con la nueva tecnología que nos ha asimilado, de la
cual dependemos casi como el alimento al cuerpo, las probabilidades
de un nuevo orden y gobierno mundial son más que factibles; fíjense
que vivimos con el celular en la mano, o la tablet; que estamos
siendo observados por infinitas cámaras, escuchados, y hasta conocen
nuestros gustos y opiniones políticas por los populares Facebook,
Twitter, Instagram; tienen nuestras huellas y rostros gracias a la
seguridad que protege nuestros celulares (para completar solo
faltaría que la próxima generación de celulares traiga como
“seguridad” opcional un reconocimiento de adn); mediante un
sistema interconectado en una “nube” que nadie sabe dónde está,
que les permite hackearnos cuando se les dé la gana, encima, no
contentos con eso, ahora apareció un supervirus totalitario que
dicta nuestra conducta; se acabaron las manifestaciones de protesta
del día a la noche, tal como pasó en Cuba después de la llegada de
Fidel, o pasa en China, o cualquier país comunista.
Por
tanto, como defensa ante este endemoniado enemigo invisible, durante
este obligado encierro, lo único que se me ocurre para no dejarnos
dominar por él, aparte de todas las medidas higiénicas a tomar, es
hacer un reset espiritual, algo que ya hacían los antiguos
anacoretas cuando el mundo se volvía loco.
La
reflexión que me surgió, los otros días en el momento del rezo
mundial, es que ante tamaña desgracia provocada por este virus, ante
la inevitable muerte que en uno u otro momento nos va a llegar, pero
que a muchos se les adelantó con esta peste, es que tras el inmenso
sufrimiento, el dolor espiritual, que se produce está el Amor; se
sufre porque se ama, ya que nadie sufre por lo que no ama; si no
existiera el Amor en el mundo tampoco habría sufrimiento; y esa
capacidad de amar se nos ha dado junto al libre albedrío, y que pese
al sufrimiento y tribulación de la hora el Amor, consciente e
inconscientemente, se sigue imponiendo en el mundo; lo que los
positivistas desechan porque no pueden explicar es la clave de la
salvación, y que esta Presencia invisible es mucho más poderosa que
todos los virus que puedan aparecer. Recordemos lo que el evangelista
Juan dice: “En esto se manifestó el amor de
Dios en nosotros: en que Dios ha enviado a su Hijo unigénito al
mundo para que vivamos por medio de Él
... En el mundo tendréis aflicción;
pero confiad, yo he vencido al mundo”.
Es
tiempo de espera, de Esperanza, a no
perderla, y tampoco el sentido del humor. Feliz cuarentena.
Publlicado por La Prensa, el 1-4-2020
http://www.laprensa.com.ar/487319-Una-nueva-forma-de-guerra.note.aspx
https://www.paraguaymipais.com.ar/opinion/hackeados-y-con-virus/
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