Robin Wood: De obrajero en el Alto Paraná a escritor

Material de archivo (abril 1994)
ENTREVISTA A ROBIN WOOD

Cuando recibí la llamada telefónica me tomó totalmente de sorpresa, lo que menos esperaba en ese momento era encontrarme con un llamado suyo, ya que habían pasado varios meses desde que le solicité, por carta, la entrevista. En la breve charla, me explicó que no contestó antes debido a que pensaba venir a Buenos Aires y le pareció que la nota que le pedí podía ser mejor y más entretenida personalmente, y quedamos en encontrarnos esa tarde.
Robín Wood, cuyo verdadero nombre es Robin Wood (sí, no es un seudónimo), es el creador de las famosísimas historietas “Nipur de Lagash", "Jackaroe", "Mi novia y yo", "Mojado", "Savarese", ''Pepe Sánchez", "Dennis Martin", etc., etc. (actualmente se publican unas veinte historietas suyas, en Europa y Sudamérica).
Descendiente de irlandeses y escoceses, nació en un pueblito del Paraguay llamado Cosme, un lugar difícil de encontrar en el mapa; en su adolescencia trabajó como obrajero en el Alto Paraná y actualmente es el escritor de historietas más popular de Europa y, por supuesto, de la Argentina; también es cinturón negro de karate, segundo dan; lee de diez a quince libros mensualmente; corredor de media maratón, entrena tres veces por semana (10 kilómetros cada vez); juega al tenis; domina varios idiomas (ocho); escribe cerca de 500.000 palabras mensuales y, por si todo esto fuera poco, posee la simpatía y la amabilidad del auténtico paraguayo. ¿Qué les parece? Vale la pena conocerlo, ¿no?
Enciendo el grabador y, sin esperar pregunta alguna, comienza a contar su historia:
—Soy caazapeño, de la colonia Cosme. En 1900, quinientos australianos instalaron una colonia, el Gobierno paraguayo les dio tierras y levantaron un pueblo que se llamó Nueva Australia, éstos después se separaron y fundaron otra colonia que se llamó Cosme, y yo nací ahí, cerca de Caazapá.
—O sea que tu ascendencia es australiana.
—Toda mi familia, los Wood hay centenares, es de origen australiano. En Australia esto es una historia muy conocida, porque el líder máximo del socialismo australiano, William Blein, es el que dirigió esta expedición, y la escritora número uno de Australia, la señora de. Guilmore, ella enseñaba en la escuela de Cosme.
—Podes precisar, aproximadamente las fechas.
—Fue en 1890. Sobre esta historia, en Australia, se han escrito muchos libros y se han hecho programas de televisión, uno se llamó "Paraíso perdido". La colonia era comunista, es decir, se compartía todo; estaba prohibido tener relaciones con mujeres paraguayas y prohibido beber.
—¿Esa fue una de las razones por las que te fuiste?
—No, cuando yo nací ya todo eso había pasado; en el monte se hacían alambiques para destilar caña. Hasta hace poco uno de mis tíos tenía su propio alambique, y recuerdo que me decía; " Tiene más sabor". Yo probé la caña y le dije, "más sabor", los pelos se me quedaron todos parados, era alcohol puro; le pregunté a mi tío: "¿pero qué es esto?" "Ah —me dijo—, es que a mí me gusta sentirle el gusto". Yo nací ahí, en Cosme, en el 44.
—Hasta que año estuviste en el pueblo.
—Viví hasta los 5 años en Paraguay, posteriormente en Buenos Aires durante siete años. Cuando vino la epidemia de parálisis infantil mí madre se asustó, me llevó de vuelta al Paraguay y me dejó con unos tíos, en Barrio Obrero. Ahí viví; estudié en la escuela República Argentina, en el Conservación de la Fe de los franciscanos, incluso en algunos momentos creyeron que yo iba a ser cura; eso te da una pauta que nunca podés juzgar a nadie. Después viajé a la Argentina donde trabajé un tiempo, nuevamente volví al Paraguay y trabajé en el Alto Paraná con los obrajeros, en Capitán Meza, Encarnación.
—¿Eras hachero?
—Sí; cargábamos los rollos en los camiones, los llevábamos al Paraná, ahí los tirábamos y armábamos la jangada para que río abajo fuera a los aserraderos Trabajé años en eso, hasta que un día el camión rollicero, que ya daba pena, simplemente se desarmó en el centro de Encarnación, y cuando lo digo que se desarmó, es que ¡se desarmó!; se le cayeron las ruedas de los costados.
—En ese momento te quedaste sin trabajo.
—Sí, pero no ganábamos casi nada: el camión se descomponía a cada rato, aparte que no había un céntimo; por suerte vivíamos con la familia: con mi tía y el tío del alambique. Los sábados, me acuerdo, todos lavándonos las camisas para ir a visitar a las chicas. Cuando esto ocurrió (lo del camión), yo, honestamente, no sabía qué iba a hacer, no tenía ningún futuro: ¡nada, nada, nada! Entonces, un gran amigo, Rómulo Perina, que era profesor creo que de filosofía o algo por el estilo, al que le gustaban algunos escritos míos, me dijo que tenía que tomar una decisión, me compró un pasaje para Buenos Aires, me metió en la lancha y me mandó al otro lado, esta decisión fue muy dura. Él pensaba que sí yo me quedaba nunca iba a conseguir hacerme de una carrera: él creía que yo iba a ser escritor.
—Esta persona vio tu capacidad, pero se dio cuenta que ahí no la ibas a poder desarrollar.
—Sí; posteriormente en Buenos Aires también fue muy duro, ya que yo no tenía educación, sólo había cursado hasta sexto grado. Trabajaba en las fabricas como peón no calificado, me c… de hambre; aquí mi amigo Johnny lo recordará ("Johnny" es en realidad Juan Felipe Gutiérrez, amigo de Robín de más de 25 años, pero lo llama así porque él es el personaje que representa al ayudante de Pepe Sánchez), era la época de las pensiones. A veces Johnny sacaba de su casa un poco de pan, carne y venía a visitarme. Era una época de pobreza. Por las noches estudiaba dibujo, ahí fue donde conocí a un tipo que se llamaba Lucho Olivera, dibujante, que ya era un genio; un día me pidió si le podía hacer un guión de historieta, cosa que nunca había hecho, lo único que escribía era para mí. Entonces escribí un guión sobre Sumeria, con un personaje que se llamaba Nipur que venía de la ciudad de Lagash, y se lo di, posteriormente le di otros dos más y después me olvidé; resulta que un día llegué tarde a la fábrica, donde me pagaban por hora, y me mandaron de vuelta sin un mango. Al volver, por casualidad, me paré en un quiosco de revistas y veo que anuncian una con la historia de "Nipur, el hombre de Lagash", de Robin Wood. Inmediatamente me fui a la editorial, a ver si me tiraban unos mangos y podía comer. Me recibieron muy contentos, les gustó mi trabajo y me ofrecían comprar todo lo que produjera. Descubrí que por un guión me pagaban más de lo que ganaba en un mes en la fábrica. Así empecé, trabajé durante un año y después de ese año decidí que me iba. Se los dije, me preguntaron por qué, les expliqué que mi adolescencia se me perdió en las fábricas, yo tenía unos 25 años, trabajaba de 6 de la mañana a 6 de la tarde, sábados inclusive, no veía el sol en todo el año, lo que ganaba me alcanzaba para sobrevivir y vivía en una pensión donde éramos cinco en un cuarto, con una cocinita de alcohol. Les conté que quería ver el mundo, me dijeron que tenía una carrera con ellos, les contesté que podía enviarles los guiones por correo, me explicaron que eso nunca se había hecho, entonces les dije que yo igual me iba. Hicimos la prueba, me fui en barco a Europa, a Italia, después a Suiza, Alemania. España, Marruecos: empecé a mandar los guiones y funciono muy bien. Entonces comencé a viajar, y cuando digo viajar te hablo de doce años de viajes, en los que nunca viví en una ciudad, excepto en Ginebra, más de seis meses. Estuve en Turquía, en Israel, en Venecia, en Munich. Después volví a la Argentina y cometí el error, por una vez en mi vida, de vivir con una mujer. Me enamoré y decidí vivir con ella; ahí fue donde descubrí que el amor y la vida en común no tienen nada que ver. Después que nos separamos me instalé en Marbella, donde compré mi famosa casa "El Capricho", luego seguí viajando. En trenes de Londres a Hong Kong, cruzando toda Europa, cruzando Rusia, Mongolia, China, en el "Expreso Oriente". En una de mis visitas a Buenos Aires me fui a pie desde esta ciudad hasta México, tomando camiones y demás. En Iquito casi me morí de una fiebre que me tomó cuando cruzaba las montañas. Llegué hasta México y de ahí me fui a Holanda, no sé porqué, pero me fui a Holanda. Viví también en Inglaterra, hasta hace poco también residí en Australia, actualmente estoy en Copenhague y ya estamos pensando en mudarnos, aunque aún no sabemos adónde.
—¿Qué lugares del mundo te faltan por conocer, sacando el Ártico y el Antártico?
—También estuve; me falta el África, estuve en la parte norte de este continente, pero, honestamente, no lo conozco porque no me atrae.
—¿Esta inquietud por viajar proviene de la lectura?
—Sí, y la impotencia, cuando joven, de no poder viajar. En mi juventud, en Buenos Aires, me gustaba ir al puerto a mirar los barcos y leía el nombre de las ciudades, incluso hoy en día. cuando estoy en los aeropuertos y leo los vuelos a distintas partes, me digo "ahí estuve, ahí no, ahí tampoco...". Todavía me queda de cuando leía, los Atlas y pensaba en París, Roma, Florencia, etc., y sentía como una especie de música que me decía vení… Por eso, como te dije, yo viajé sin parar durante doce años. Era una vida muy feliz, no me ataba a nada.
—De todos los lugares que has visitado, cuál recuerdas más.
—Es imposible decirlo, ya que estuve muy bien en todas partes. En Ginebra viví durante dos años, tenía mí departamento, es una ciudad vieja, medieval, así como los cuentos de hadas; me encanta Copenhague; fui muy feliz en Munich; lo pasé muy bien en Israel. En realidad soy una persona muy simple, soy feliz, no tengo mayores problemas existenciales de ningún tipo, soy un tipo simplote; no sufro de depresiones…
—Vivís tus días al cien por cien.
—Totalmente, trato de vivir todos los días a pleno. Alguien me dijo una vez que vivo en exceso, pero yo disfruto muchísimo todo: me encanta la música, la lectura, adoro las mujeres, la compañía de la gente, me gusta mi trabajo. Conozco mis debilidades, sé exactamente lo que soy y lo que no soy y lo que me gusta y hasta qué punto puedo ir por esas cosas…
—¿Cuánto hace que estás en Dinamarca?
—Hace aproximadamente un año, allí está mi mujer Anne Mette, danesa, y tengo cuatro chicos, uno de once meses
—Tu primer matrimonio, ¿cuánto tiempo duró?
—Un año y medio, pero no estaba casado. Fue la única experiencia en toda mi vida que viví con alguien. Después, a los 39, me casé con esta chica de Dinamarca con la que tengo los cuatro chicos: Kevin, el mayor, como Kevin el personaje; Dennis, como Dennis Martin; Alexandra, como Alexandra la hija de Savarese; y Philip el único al cual mi mujer decidió darle un nombre, porque ya estaba harta de tener personajes de historieta viviendo en casa.
—¿Cómo es tu casa?
—Es un caserón muy antiguo, vulgarmente mi familia lo llama "El castillo de Wood". Mi esposa, Anne Mette, también es uno de los personajes de mis historias, la amante de Savarese, y cuando fue a Paraguay durante una reunión un compatriota le pregunta: "¿Vo nico so Anne Mette?", y mi mujer que habla perfectamente el español, ella es traductora, le dice sí. Entonces su interlocutor le dice: "Decímena, por qué pico vo le está haciendo eso a Savarese si él te quiere mucho, es buena persona", y así un buen rato dándole consejos a "Anne Mette"; esto a ella le resultó divertido, pero quedó impresionada por la forma en que los personajes de ficción se meten en la vida de las personas, en esos momentos ella estaba embarazada de cuatro meses.
—¿Tu mamá y tu papá?
—Fallecieron; quedaron tíos y primos a rolete. La mayor parte está en Asunción, hay un grupo muy grande en Encarnación y otro en Concepción; y también existe otro grupo de parientes en Australia.
—Nipur, surge a partir de tu interés por la historia.
—Hasta hoy en día, soy un devorador de libros. Leo aproximadamente unos diez a quince libros mensuales. Actualmente tengo una historieta que se llama "Munro", es la historia de un aventurero en Sudamérica que vuelve, después de un largo viaje que ha hecho para ver a Pancho Villa, porque ha empezado la guerra del Paraguay con Bolivia, y él viene para ir a esa guerra. Incluso hemos hecho una trilogía que ocurre en Europa donde hay un grupo de paraguayos que van a comprar armas para enviarlas.
—¿En Europa se consume mucho la historieta?
—Sí; en varios niveles: a nivel popular, de lectura rápida; también se hacen libros de colección.
—¿Tus historias son las mismas aquí en Sudamérica que en Europa?
—Son las mismas, se publican aquí primero y luego en Europa. "Dago" es el más leído en toda Italia, le sigue "Nipur" y el tercero es "Mojado"; o sea. ocupo los primeros tres puestos de popularidad en Italia, en historieta; quiero aclarar que no es pedantería, esto es la realidad. En Italia soy muy conocido, también en España, porque una de mis series se llevó a la televisión y se pasó en estos países, con mucho éxito.
—Vos creas los guiones y le das al dibujante tu idea de cómo querés que sea el personaje.
—Yo creo todo. Creo el personaje, la cara: generalmente busco una foto, de algún rostro, para explicarle al dibujante lo que quiero, de este modo me es más fácil. Por ejemplo, este personaje (se refiere a Walker. el protagonista de "Starlight". la última creación de Robin aún no publicada) lo saqué de la cara de Boris Becquer, ahora que éste tiene el pelo cortito; no tiene que ser exactamente igual, pero sí su corte de pelo, la expresión, los huesos en la cara.
—¿Cómo es la trama?
—Se trata de una historia de basureros en el futuro, que con las naves recogen la basura y la transportan a planetas basureros; el problema que tienen es que dentro de ella, como hay desechos radiactivos, nacen criaturas extrañas y hay mulantes.
—¿Su lanzamiento?
—Será simultáneo en Europa y Sudamérica.
—Volviendo a tu primera creación, ¿con Nipur aparece un estilo nuevo en la historieta?
—Con Nipur aparece el relato. Hace poco, en un reportaje muy bonito, que me hizo el "Corriere Della Sera", decían que la diferencia entre mi trabajo y la de los otros guionistas es que yo soy un relator, cuento una historia, y ellos compararon esto con los viejos tiempos, cuando se contaban historias ante el fuego, o sea la tradición oral, y que se ha logrado una comunión entre el lector y yo; soy lo que se llama en irlandés un "shanakii", un relator.
—En Europa, entre los escritores sudamericanos, ¿quiénes son los más leídos actualmente?
—En este momento todo es Vargas Llosa, Isabel Allende y García Márquez, tienen el mercado total; tienen el cine con "La casa de los espíritus" de Isabel Allende, que a mí personalmente, el libro no me gustó pero la película me encantó, es hermosa. Yo hace años que estoy planeando escribir un libro, el único problema que tengo es el volumen de mi trabajo, que anda entre las 400 y 500 000 palabras por mes. En Copenhague tengo lo que mis hijos llaman la "Baticueva", en el subsuelo de mi casa, un enorme estudio donde está mi biblioteca, mi música, mi ba…
—En esta "Baticueva" no está Batman, sólo Robin.
—Es que a Batman lo traicioné, lo entregué al enemigo y me quedé con toda su propiedad.
—Contame un poco cómo es la historia de ese personaje nuevo. "Munro", que viene de México.
—Aquí se publica con el nombre de "Morten". porque como está el barrio de Munro no quieren ponerlo, aunque Munro es un viejo nombre irlandés. Munro es un personaje que tiene un amigo que se llama El Diablo, que es un tahúr, jugador de cartas y rufián, y es paraguayo; ellos están en el Mato Grosso, en las plantaciones de los caucheros, antes habían estado en los obrajes. También hice una historia que pasaba en Encarnación, aunque no puse nombres, donde había un mandamás que se llamaba Sombrero Blanco y que en realidad era Sombrero Negro y fue alcalde de Encarnación durante mucho tiempo. A "El Diablo" lo saqué de un tipo que conocí, que viajaba jugando a las cartas, estafando a la gente, etc.; este personaje es el que va a buscar las armas a Europa junto con Rojas, su ayudante. Como te darás cuenta, en esta historia uso algunos personajes que recuerdo de mi infancia.
La conversación fue mucho más extensa de lo aquí expuesto, pero off the record porque el cassette se completó y no había otro de repuesto. A lo largo de la charla no faltaron anécdotas, como por ejemplo la de su época de obrajero, cuando se quedaron aislados por la lluvia, durante doce días, en medio del monte y lo único que tenían para comer era leche "Nido" y mandioca; cuenta Robín que en medio de esa tragedia no faltaba el humor y recuerda que entre sus compañeros de desventura había uno que preguntaba: "Decime, hoy qué querés comer, y el segundo plato, y de postre…, por supuesto que lo único que había era "mandioca y nido"; o la otra, cuando se encontró con su amigo Juan Cancio en Marbella, pero ésta, sí que es off the record
Robin Wood estuvo de visita en Buenos Aires en el mes de abril (1994), después partió al Paraguay para estar con su familia y. posteriormente, volvió a Copenhague; aunque de esto último no estamos muy seguros.

Comentarios

ECOCULTURA COMUNITARIA ha dicho que…
espectacular. BUENISIMO!!! MUY CORTO.
Guillermo Marcelo Reggi ha dicho que…
Grande entre los grandes Robin Wood. De los mejores recuerdos de mi infancia y adolescencia. Eterno en el recuerdo
Juan Benjamín Vera Mercado ha dicho que…
Comparti con Robin y un grupo de amigos, un cumpleaños en Encarnación, Paraguay. Sencillo, agradable, y sin problemas para volver a relatar todas las anécdotas leídas más arriba, y más. Existe una fotografía de él con nosotros, recuerdo de aquella inolvidable tarde.

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