Apuntes de viaje

Otra realidad palpable es que nuestro país es
netamente comercial y comerciantes por naturaleza la mayoría de sus habitantes;
el permanente “qué desea señor” o “señor en qué le puedo servir” y la
amabilidad para ofrecer sus productos o solucionar cualquier inconveniente en
cualquier negocio que uno entre destacan este aspecto, fundamental en el
comercio; y le vuelve a uno a la realidad de cómo debe ser el trato
vendedor-cliente, realidad que se pierde de vista al vivir en una ciudad donde el
empleado de comercio le atiende a uno cuando tiene ganas y como si te hiciera
un favor, cuando es al revés la cuestión.
La inflación se puede decir que en estos tres años que
median mi ausencia varió muy poco, los precios casi estaban igual, el costo del
pasaje en colectivo, un parámetro, sólo había variado doscientos guaraníes. Los
cambistas en la calle, como siempre, ningún problema para conseguir dólares;
también nuestro populoso Mercado 4 con su habitual bullicio. Pude observar que
los políticos, ya en campaña para el 2013, debatían en la televisión con mucha
altura. Lo que sí me perdí, a pesar de estar cerca, fue la manifestación del 25
de mayo que dieron en llamar “after office revolucionario”, pero para mi
sorpresa al día siguiente en una reunión que tenía programada con jóvenes del
PRF, al final de la misma me entero que fueron ellos los protagonistas de la
convocatoria. Dicha reunión fue para mí una experiencia nueva y enriquecedora,
no sé si para ellos, espero que sí. Después que me retiré vinieron a mi mente
algunos recuerdos, de cuando yo también andaba por los veinte años; recuerdos
que invitaban a la reflexión; y recordé que uno a esa edad quería cambiar el
mundo; pero que a los cincuenta la vida te enseña que el que tiene que cambiar
es uno y no el mundo, pero que cambiando uno en definitiva también cambia el
mundo
En Asunción el “black Friday” se anunciaba para el
primero de junio, ya no iba a estar; y nada hacía presagiar el otro viernes
negro que en pocos días más se iba a realizar en Curuguaty. Lugo andaba por la India, una foto en los
diarios frente al Taj Mahal lo atestiguaba; recorría el mundo, un periplo que
duró poco más de dos semanas; y nada hacía pensar que sería el último de sus
viajes como Presidente, espero lo haya pasado bien.
Otra realidad que palpé es que los que vivimos fuera
del país, me refiero a los que estamos desde hace muchos años radicados en el
exterior, poco y nada conocemos de la realidad política paraguaya; porque no
basta con leer los diarios o escuchar los programas de radio por internet para
entender lo que sucede realmente allá, el día a día que viven nuestros
compatriotas. Y en este punto me refiero al reclame general por el voto en el
exterior, en el que están de acuerdo el 99,9 por ciento de los que viven
afuera; después de esta visita reveo mi postura; y aunque soy uno de los veinte
y pico de mil que se empadronó el año pasado, mi conciencia me dice que no debo
votar si vivo en el exterior; a pesar de que, modestamente, sé lo que quiero,
qué clase de política debe regir en nuestro país y sé perfectamente a quien
debo dar mi voto. Esto que digo soy consciente que no es políticamente
correcto, pero prefiero ser políticamente correcto con mi consciencia. Quizás
alguno lo entienda a partir de que la convocatoria realizada, el “after
office…”, con mucho éxito a través de las redes sociales -y que luego siguieron
convocándose para reclamar otros temas, entre ellos la eliminación de las
listas sábana-, la primera fue para oponerse a la aprobación de un presupuesto
multimillonario en dólares para supuestamente, entre otras cosas, financiar el
próximo comicio que se veía enormemente encarecido por el voto en el exterior.
Algo que sin duda se puede discutir, ya que su costo interno y externo bajaría
enormemente si se usara la internet; pero esa es una decisión a tomar que
parece por ahora está lejana; ya que nuestros legisladores por lo visto
prefieren disponer del efectivo y en abundancia.
Y lo último, y para cerrar este tema, la realidad me
marca que si quiero modificar algo, si quiero ser realmente útil a mi país en
cuestiones políticas o sociales, debo vivir allá, sí o sí; y que en política
mandan los hechos y no las charlas de café, que pueden ser entretenidas, pero
sólo sirven para eso. Sé que el volver no es fácil, pero qué lindo sería poder
hacerlo y terminar uno sus días en la tierra que lo vio nacer. Soñar no cuesta
nada, ¿no es cierto?
Rafael Luis Franco
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