¡Las ventas caen, socorro!


Nos alarman los medios día a día.

Por supuesto que las ventas cayeron con respecto al año pasado y, medidas mes a mes o anualizadas, esto es lógico que pase. Por qué. Porque una cosa muy distinta es vivir en un contexto inflacionario permanente en el que el dinero se desvaloriza diariamente, mientras que la inflación se acelera, sería una locura quedarse con los pesos, la moneda argentina, así que la inversión y el stockeo se impone, a niveles minoristas y mayoristas, además de resguardarse en moneda extranjera, porque lo que paga hoy por un producto mañana puede costarle el doble.

Pero cuando se pasa a un sistema económico totalmente opuesto, en el que se decide firmemente terminar con el flagelo de la inflación, como pasó en la década de los 90 y está pasando ahora, que la están conteniendo y bajándola rápidamente, entonces los consumidores, que no son nada tontos, ya no corren a comprar y malgastar su dinero, ya no ven la necesidad de stockearse, ya no tienen la necesidad de gastar una moneda que literalmente les quemaba en las manos, además de que se está notando una deflación en los precios, que de seguir este rumbo dicha baja se notará mucho más para fines de año.

Y noten que el peso argentino, como nos explican, es la moneda que más se revaluó en estos meses. Entonces, usted, esta moneda que se está apreciando iría corriendo a gastarla, seguro que no; seguro que solo gastaría lo necesario.

Pero los medios resaltan como un fracaso la baja en las ventas del comercio antes que el éxito de las medidas antiinflacionarias y la incipiente deflación. Mientras que la contracción en las ventas es algo lógico y natural que suceda, en este contexto, también es lógico lo anterior por la caída del poder adquisitivo, pero aquello fue algo totalmente ficticio, y como ficticio me refiero a los superiores índices de venta, que si bien son reales eran impulsados por la devaluación.





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