Jóvenes al borde de un ataque de nervios

Por el SMO (servicio militar obligatorio) aparecieron miles de objetores de conciencia, aunque no se entiende bien qué parte de la conciencia les objeta, si la ética o la religiosa; porque el artículo 37, sobre “el derecho a la objeción de la [sic] conciencia”, dice: “Se reconoce la objeción de conciencia por razones éticas o religiosas para los casos en que esta Constitución y la ley la admitan”.

En cuanto al punto “religiosa”, la Católica no dice nada en sus mandamientos como “no harás el SMO”, es más infinidad de sacerdotes acompañaron a nuestro ejército en las guerras, bendiciendo las armas, etc.; por tanto tampoco lo dice la Judía, hermanos mayores de los católicos; y los musulmanes que son medio fanáticos de las armas menos; y aquí los agnósticos y ateos no tienen nada que decir ni objetar.

En cuanto a razones “éticas”; este punto es muy vago, aquí la Constitución no es clara; ética se puede entender como la rama que estudia el comportamiento humano, sobre el bien y el mal, sobre las costumbres, etc.; o también moral, que viene de modas o hábitos y costumbres, más o menos lo mismo que ética. Así que en este punto lo que veo pueden, débilmente, aducir los jóvenes objetores es que “no les guste agarrar la pistola o el fusil”, porque son “pacifistas”, algunos medio histéricos pero pacifistas, entonces a estos se los puede poner a barrer, limpiar la cocina, etc., nada de contacto con las armas; o que tal vez no les guste el uniforme, en este caso se les podría dejar que usen sus propias ropas así no tienen nada que objetar; no se me ocurre otra.

En cuanto al artículo 129, que dice: “Todo paraguayo tiene la obligación de prepararse y de prestar su concurso para la defensa armada de la Patria. A tal objeto, se establece el servicio militar obligatorio...”; al leer este punto es de esperar que los jóvenes objetores reflexionen y sean férreos defensores de la Constitución tal comolo fueron cuando se opusieron al intento de violación constitucional del anterior gobierno, y sean coherentes y conscientes; porque la consciencia, con s, es la que nos permite discernir entre lo que está bien y lo que está mal, en cuanto a nuestro comportamiento; y a esta no se le engaña con falsas objeciones.

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