Ayer y hoy en Argentina

Recuerdo que allá por 1971 o 1972 en la Argentina un compatriota ganó el Prode, Mercedes Negrete, una suma fabulosa para la época, él vivía en una villa e inmediatamente nuestro Cónsul General del Paraguay en Buenos Aires, fue a sacarlo de ahí y se lo llevó a su casa. Recuerdo bien porque por ese tiempo yo cumplía mi conscripción en dicho Consulado como auxiliar. A todos nos pareció correcto lo que hizo, recuerdo que el cónsul nos mostró la boleta de depósito en el Banco de la Nación Argentina por la suma de 321 millones de pesos. Aquel fue un cónsul que siempre recibía a los compatriotas que necesitaban algo, todos los días atendía a varios de ellos en su despacho.

Hoy la noticia no es ningún paraguayo que ganó una fortuna, la noticia es que un compatriota fue cobardemente asesinado por una patota que lo arrojó bajo un colectivo; también como aquel afortunado de condición humilde, albañil, con una esposa que trabaja, o trabajaba de empleada doméstica porque parece fue despedida.

Y así como aquella vez se ocuparon del humilde trabajador devenido en millonario es de esperar que ahora nuestro embajador o cónsul general se ocupen de este humilde trabajador porque su familia no tiene ni para pagar su sepelio y tomen cartas en el asunto para que se esclarezca, porque tras este asesinato puede llegar a existir una cuestión de xenofobia. El hecho en sí fue aberrante, arrojar a una persona bajo las ruedas de un transporte y luego seguir como si nada habla de la inhumanidad de los que cometieron el crimen y también de odio, de un odio que no permite ver al otro como un ser humano sino como una basura que merece ser eliminada, y este tipo de odio no es normal, es producto de un racismo encubierto.

Y lo peor es que ante tantos crímenes aberrantes que se suceden a diario parece que ya se ha perdido la sensibilidad, porque la noticia de este brutal hecho pasó en los medios a ser una simple noticia más, y todos ya dieron vuelta la página. Este hecho no puede ni debe quedar impune.

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