A remojar las barbas

6-9-2018



Cuando veas las barbas de tu vecino cortar pon las tuyas a remojar, reza el dicho.


La crisis económica por la que está pasando el vecino país, producto de malos gobiernos anteriores y medidas desacertadas del actual, que no pueden frenar la inflación y consecuente devaluación monetaria creo deben poner en alerta al nuestro y, si es que aún se está a tiempo, tomar las medidas para que la tormenta no nos afecte o sus efectos no sean tan devastadores.


A pesar que el nuestro tiene una economía aparentemente estable con un signo monetario que lleva ya más de siete décadas no hay que confiarse y creer que nuestra moneda es fuerte y nada le afectará, así también los argentinos tuvieron durante setenta años el peso moneda nacional, era el país de las vacas gordas que tiraba manteca al techo, entre las cinco primeras economías.


Hay que ver primero porqué los argentinos padecen estas crisis recurrentes, y la actual parece ser más violenta que las anteriores. Dicen que todo empezó con Perón, hace ya setenta años.


El problema principal es el enorme déficit que hace que tengan que emitir moneda para cubrirlo, en este desfasaje entra el exceso de empleo público varios millones, la inversión pública en obras y sobre todo el costo de la política que se financia desde el Estado, a esto hay que sumarle la corrupción reinante.


De acuerdo a estos datos si nos fijamos como andamos por casa, veremos que según informes recientes el 73% del presupuesto se va en salarios, el gobierno anterior ha contraído una enorme deuda externa para llevar adelante las obras que terminó y faltan terminar, en cuanto a la corrupción no nos quedamos atrás; tenemos los mismos ingredientes que nuestros vecinos.


Por tanto, si el nuevo gobierno no baja el gasto público, deja que los privados inviertan en obras concesionadas, no achica el gasto improductivo y disminuye el costo político, es probable que en poco tiempo tenga que enfrentar una tormenta económica, las nubes ya se ven y el dólar lleva planchado casi dos décadas.


Y encima veo dos señales políticas para estar más alertas todavía. Una, el presidente acaba de recibir el apoyo de casi todo el espectro colorado, presidentes de seccionales, gobernadores e intendentes; la pregunta es si fue un apoyo desinteresado o condicionado a que les sigan fluyendo alegremente los dineros de las hidroeléctricas, dinero que se ha dilapidado desde que llegó el primer royaltie. Y dos, el traslado de la embajada en Israel, ¿para quién es el mensaje?, ¿cree acaso que es más importante tener la embajada de Palestina que la de Israel?, ¿tiene idea de lo que le puede costar al país este gesto de adolescente nihilista? Esta movida del gobierno muestra un supuesto nacionalismo, que solo pueden aplaudir los trasnochados; un nacionalismo que se identifica con el chavismo o el castrismo, da igual.



























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