La grieta de los esclavos

6-1-2018

El ahorro, es la base de la fortuna; la deuda, de la pobreza.

Antes nos enseñaban a ahorrar, ahora a endeudarnos, ¿por qué? Los que nacieron en la década del cincuenta recordarán la vieja Caja de Ahorro Postal, y que a todos, o casi todos, los chicos de escuelas primarias les abrían una cuenta y daban una libreta donde había que pegar estampillas, de distintos valores; estas se compraban en cualquier sucursal de correo, en todo el país; yo tuve dicha libreta por muchos años, era muy práctica, ya que si te trasladabas a cualquier parte del país, con solo ir a una sucursal del Correo Argentino podías retirar o depositar tu dinero; entonces no había cajeros automáticos, ni tarjetas, etc. Dicha Caja se liquidó, desapareció, en los noventa.
La idea de nuestros padres y abuelos, y la política de entonces al fomentar el uso de la libreta, era para que los chicos aprendan a ahorrar. Claro por entonces no sabíamos lo que era la inflación, que esta empieza a crecer en los sesenta y en 1975 explota con el “rodrigazo”, luego hubo otras fuertes crisis inflacionarias, siendo la mayor, hasta ahora, la de 1989; y es así que desde aquellos años convivimos con ella; la inflación se ha instalado como una endemia a la que nuestra mente y espíritu parece están resignados.
Una excepción a esta regla fue la “segunda década infame”, así llaman a los noventa, donde de tener en 1989 un cinco mil por ciento de inflación anual pasamos a tener en dos años, en esa “década infame”, inflación cero o uno por ciento mensual. Para mí y la gran mayoría fue algo increíble ya que recuerdo lo duro que fueron los años alfonsinistas, teniendo que pagar alquiler, las indexaciones sucesivas, que entrabas al supermercado con un precio y salías con otro, los servicios carísimos y decir pésimos es poco; y esto no lo recuerdan, o no quieren recordar los sesudos analistas políticos y económicos que a diario nos acribillan con sus interesadas opiniones en los medios.
Luego, en la siguiente década vino el desastre, y la “culpa”, el único responsable de la debacle la tuvo el que se había ido dos años antes; esto, si me disculpan, nunca lo entendí; porque fue la primera vez en la historia de vida democrática de la República Argentina, en el siglo XX, que un presidente después de dos períodos completos, más seis meses de yapa gracias al adelanto por la renuncia del anterior, repito, era la primera vez en su historia política que se entregaba el mando a otro presidente elegido democráticamente sin ningún quilombo en puerta, económico ni militar; no existe un antecedente así. Pero los sesudos analistas nos dicen que el responsable fue el que se fue, no el que le sucedió y estuvo dos años en el gobierno; esto que nos explican es como si usted entregara un coche en perfecto estado, al poco tiempo el comprador lo hace mierda y luego le echa a usted la culpa, no tiene sentido; pero si los “expertos” políticamente correctos lo dicen, así debe ser, amén.
Pero mi intención no es hablar de aquellos años, solo resaltar que fue un período de una década de inflación muy baja, con lo cual el ahorro creció, ahorros que luego incautaron con el famoso corralito a fines de 2001; pero no nos desviemos.
En economía política se dice que hay dos corrientes muy fuertes, la del austríaco Friedrich Hayek y la del inglés John Maynard Keynes; ambos del siglo XX; el segundo fallecido a poco de terminar la Segunda Guerra Mundial y el primero en 1992. Se cuenta que Hayek, después de leer la obra de Keynes se reunió con él y le demostró los errores en su teoría, lo que el inglés aceptó y le prometió corregirlos en un próximo libro, pero este nunca salió a la luz ya que murió de un infarto poco tiempo después.
Hayek fue premio Nobel de economía en 1974, mientras que a Keynes nunca se lo otorgaron; por otra parte, un profesor universitario de esta rama explica muy bien a sus alumnos que el reputado inglés nunca fue economista, que solo hizo un curso de seis meses de esta materia y sí tuvo teorías económicas, cambiantes, que las volcó en sus obras.
Y para que vean que no macaneo en cuanto a que Keynes no era economista vean cómo lo describe Hayek: “Como un hombre con muchas ideas que sabía muy poco de economía. De poca ilustración también. No sabía nada más que economía de Marshall [George Marshall era un general norteamericano, que llegó a secretario de Estado, ni siquiera fue ministro de Economía, el Plan Marshall lleva su nombre, que no hace falta ser un genio en economía para ofrecer un multimillonario préstamo a los países destruidos por la guerra]; era totalmente inconsciente sobre qué ocurría en otras partes. Conocía muy poco sobre la historia económica del siglo XIX. Sus intereses eran en gran medida guiados por atracción estética. Y él odiaba el siglo XIX, y por lo tanto supo muy poco de él. (…) Incluso dentro de la tradición inglesa sabía muy poco de los grandes autores monetarios del siglo XIX.”
Y resulta que a la hora de otorgar premios, a nivel mundial, la Academia Sueca se los da a los economistas llamados keynesianos; ¿raro no? Otorgan el máximo galardón mundial en economía a los que siguen a uno que nunca fue economista; esto sería más o menos como si le dieran el Nobel de medicina a los seguidores de las teorías de algún brujo o curandero.
Aunque no tan raro si uno piensa en cómo se fue desarrollando la economía, sobre todo desde la segunda mitad del siglo pasado. Un proceso lento, paulatino pero sin detención, que lleva a que las economías de las naciones tengan períodos de estabilidad, burbujas le dicen, y períodos de inestabilidad; donde todo se acomoda con devaluaciones monetarias para contener una inflación, lenta primero y otras galopante. En la Argentina conocemos unas cuantas, que por tiempo de duración y tamaño de las mismas este país debe ostentar un récord mundial difícil de superar, lo que podríamos traducir en trillones desde el cambio de pesos moneda nacional al signo actual, esto solo en menos de tres décadas.
El primero de los economistas mencionados, Hayek, es conocido por ser conservador y partidario del libre mercado, su gran obra es “Camino de servidumbre”, escrito a mediados de 1940; mientras que Keynes, un liberal que como sabemos en Inglaterra estos representan las ideas socialistas, es partidario de impulsar el gasto público; se cuenta que con estas medidas se logró salir de la gran crisis de 1929, pero ese fue un período excepcional como cuando una nación está en guerra; pasada la crisis hay que ver de lograr la estabilidad a largo plazo. Hayek consideraba que equiparar una economía en tiempos de paz con la planificación de tiempos de guerra era un error fundamental, que era lo que proponía Keynes.
También Hayek era un opositor abierto de los nazis y denunció que los males del nacionalsocialismo eran de la misma variedad que los errores del socialismo marxista, dijo: “Son el resultado de la negación de la libertad, y la deshumanización de todos los que no se ajustaran a la idea preconcebida de los burócratas de cómo debía ser una sociedad”.
A fines de los setenta, la alta inflación y el alto desempleo simultáneos en el primer mundo, parecían ser el legado de la economía keynesiana, esto hizo que se buscaran otras respuestas; y ahí estaba el hasta entonces criticado y dejado de lado Hayek; y resultó que la aplicación de sus ideas tanto en Inglaterra como en los EE.UU. dieron como resultado, además de la recuperación económica y el empleo, el derrumbe del Muro y el colapso de la URSS; y también dicen que en ningún otro lugar Hayek es tan apreciado como en el Este, las naciones que vivían tras la cortina de hierro, porque esas personas han visto y sufrido sus teorías, con la falta de libertad, estados policíacos y planificados hasta hacer imposible la vida; era lo que Hayek anticipaba hacia donde llevarían esos regímenes.
Como ven, y gracias a una formidable propaganda, o manipulación de la información, tenemos a los economistas keynesianos como los “gurúes” de la economía; mientras que al verdadero economista lo relegaron al olvido y silencio.
Para concluir y con lo dicho espero haber encontrado la respuesta a la pregunta de por qué antes nos enseñaban a ahorrar y ahora a endeudarnos, que entiendo es la siguiente.
La llamada globalización viene acompañada de un manejo central o concentrado de la economía; en la cual se requiere que los Estados se endeuden, enormemente; y si estos se endeudan también las personas deben hacer otro tanto. Hoy día desde los medios los periodistas encargados de temas económicos, aparte de decirnos a cada rato a cuánto está el dólar, que está atrasado, presentándolo como la única variedad de ajuste posible para mejorar la economía, etc., nos alientan a que tomemos créditos, hipotecarios y personales, al uso de la tarjeta de crédito; mientras somos permanentemente bombardeados con publicidad de los bancos, que conocen mejor que uno nuestra situación económica. La idea central es que vivamos endeudados, que uno no pueda ahorrar o no le interese ahorrar; y claro, para que uno no pueda ahorrar se necesita de la inflación, de altos impuestos que todo lo encarecen, que no le sobre un “cobre” en el bolsillo; así es que si antes uno solicitaba un crédito para comprar una casa o un auto, hoy muchos lo necesitan para comer y vestirse.
Esta es la respuesta que da a la gente la economía keynesiana: la ilusión de vivir en una economía de libre mercado; donde la realidad es que no existe tal libre mercado ya que lo que se impone en ella es la alta concentración de la riqueza, los monopolios y lobbies que todo lo distorsionan; siendo el resultado de su aplicación la antesala al totalitarismo. El keynesianismo es un socialismo con ropaje liberal, donde las diversas corporaciones, incluida la sindical, hacen su agosto en detrimento de la sociedad que dicen representar; es la otra cara de una misma moneda. Y de la manera como está planteado el juego global, con la economía planificada, el resultado va a ser el mismo, la vuelta a la esclavitud, una esclavitud inconsciente, donde por un lado hay esclavos adormecidos por el consumismo y las novelas, y por otro, esclavos masificados que pugnan por más esclavitud y defienden con piedras y palos su derecho a ser esclavos: es la grieta de los esclavos.
Les recomiendo El Estado servil (1913), de Hilaire Belloc, y Camino de servidumbre (1944), de Friedrich Hayek; además, como vemos que los keynesianos continúan en esta etapa postk, no se olviden de rezar.

http://www.paraguaymipais.com.ar/opinion/la-grieta-los-esclavos/

Comentarios

Entradas populares