FIDEL, LÍDER DE LA INVOLUCIÓN
26-11-2016

Lamentablemente los que lloran la muerte de este no se
acuerdan de sus víctimas, que son miles, a ellas solo sus parientes los lloran
en silencio, los que quedaron.
Nadie llora a los cubanos que murieron ahogados en el mar
buscando la libertad; jóvenes, niños y mujeres que en improvisadas balsas
hechas a escondidas del régimen se lanzaron a recorrer cientos de kilómetros en
un mar impredecible e infestado de tiburones, ellos prefirieron la muerte
directa y no la muerte en vida que les ofrecía la Revolución castro-stalinista.
Algunos de sus partidarios dicen que Fidel “derrotó al
capitalismo”, seguramente esto habrá sido posible con los hoteles siete
estrellas que construyó exclusivos para millonarios en las mejores playas de La
Habana, exclusivas por supuesto para los turistas pero prohibidas totalmente
para los oriundos; tal vez derrotó al capitalismo con los autos de alta gama
que gustaba utilizar, con su ropa de primera marca, con sus “ahorros” que
calculan supera a la familia real británica; con toda una nación trabajando
para el Estado cubano, para la Revolución, que era él en definitiva, el rey de
la isla que en vez de corona usaba un quepi; sin dudas con todo esto logró
derrotar, en vida, al capitalismo salvaje que se apoya en la libertad del
mercado, en la competencia y desregulaciones.
Y a sus detractores, que por estas horas están festejando al
grito de “¡Cuba libre!” y dicen “muerto el perro se acabó la rabia”, etc., les
recuerdo que Cuba sigue en poder de otro Castro desde hace una década y que los
perros pueden morir pero el virus que la produce sigue vivo, en este caso el
virus sería la ideología, que la continúan transmitiendo urbi et orbi, y que
las pestes que produce son cíclicas, a veces están en retroceso y otras se
manifiestan en forma más virulenta; porque la tentación totalitaria está
latente en la sociedad, y esto lo saben muy bien los manipuladores de la
opinión pública de ahí que busquen la profundización de la famosa “grieta”
dividiendo a la opinión de manera que esta no reconozca cuáles son sus
verdaderos intereses, y todos y todas se vuelven “anti”; así es como se termina
apoyando y celebrando a líderes como Fidel, que no hace más que ponerles
cadenas con pesadas bolas en los pies a su gente, mientras los lleva a vivir a
la época feudal en pleno siglo XXI al grito de “¡Fidel… Fidel!...”; y a esta
involución sus seguidores gustan en llamar “revolución”; claro, la llaman así
los que no la sufren.
RLF
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