Democracia y cultura

Democracia y cultura

En nuestro país muchos aún le siguen echando la culpa de todas nuestras desgracias al difunto dictador Stroessner, y este ya hace 18 años que dejó el gobierno y está muerto y enterrado; otros van un poco más allá y se la echan al doctor Francia. Explican que nuestras taras, falta de visión democrática, etcétera, se la debemos a las dictaduras del Supremo y del “rubio”. Hoy, por ejemplo, 4 de setiembre, leo un editorial del diario ABC donde nos explica que nuestro país no tiene una democracia sino una “asnocracia”, alegando que “treinta y cinco años de inquisición terminaron por asfixiar el espíritu crítico y casi extinguir la llama de la libertad de expresión”. Agrega que “en vez de pensar para elegir, el pueblo termina eligiendo sin pensar, impulsado solo por la emoción. Los asnos que llegan al poder de esa manera solo pueden esperar mantenerse en esa posición destruyendo a las élites, a los grupos pensantes”.
Antes de continuar aclaro que no me molesta, para nada, que el editorialista llame “asnos” a nuestros gobernantes. Pero será tan así, a su vez el razonamiento planteado se apoya en una frase de Giovanni Sartori, un prestigioso investigador en el campo de la ciencia política, al que habría que leer y releer seguramente.
Si bien las dictaduras dejan secuelas creo que no es válido echarle la culpa de todos nuestros males solo a este hecho. Es que acaso la dictadura existió solo en el Paraguay; por supuesto que no, ya que desde 1950 a la caída del “rubio” hubo varias otras en distintos países: en Venezuela, en Nicaragua, en la Argentina, en el Brasil, el Uruguay, Chile, el PRI en México, etc.; los lectores pueden colaborar si quieren. Crucemos el océano: España, Portugal, Grecia, la ex URSS, China, Alemania oriental; bajemos al Africa, aquí es más fácil porque qué país de este continente no sufrió alguna que otra dictadura. Saltemos a Asia: Irán, Irak. Turquía, Afganistán; y me acordé de Filipinas
Yendo un poco más atrás en el tiempo está el Japón, con su emperador al que creían un Dios; la China con sus milenios de emperadores que cambiaron radicalmente por el emperador Mao; la Italia de Mussolini; la Alemania de Hitler; la Francia de Napoleón.
Bien creo que con estos ejemplos sobran para lo que quiero decir. Analicemos someramente a Alemania: un país que es cuna de poetas como Goethe, Lessing y Schiller; de músicos como Beethoven, Bach, Brahms y Wagner; de filósofos como Kant, Hegel, Marx y Nietzsche; y científicos como Humboldt, Einstein, Planck y Gauss; ¿cómo se explica que un pueblo tan culto en forma masiva se haya volcado en las urnas a favor de un psicópata asesino como Hitler? ¿Y que una vez desaparecido este régimen sea otra vez una potencia?, porque según el razonamiento de nuestro periodista tendría que haber una “asnocracia” en estos momentos en Alemania producto de la brutal dictadura.
Y en España, cómo andamos. La dictadura de Franco va de 1939, fin de la guerra civil, a su muerte acaecida en 1975, duró casi 37 años, dos más que Stroessner; entonces, de acuerdo a los cálculos sesudos del editorialista los españoles tendrían que tener una recontraasnocracia, pero sabemos que no es así por los miles de compatriotas que emigran a la madre patria, y si consiguen radicarse empiezan a mandar ayuda a sus parientes y ver la forma de llevárselos después; amén de ser el país que más creció en Europa en las últimas décadas, también da gusto escuchar los debates que nos transmite la televisión española y ver que ahí se aplica en política lo que decía el viejo actor cómico: “Ca uno es ca uno y ca cual es ca cual”.
China si bien no posee una democracia formal al estilo occidental, que los habitantes en su gran mayoría ni siquiera saben que tienen un premio Nobel de literatura, nos enteramos que militares chinos lograron hackear, en junio último, parte de la red informática del Pentágono; así podríamos seguir ejemplificando con Italia, con Rusia, con Brasil, con Chile, con Uruguay, con... Y qué quiere que le diga, yo no veo en ninguno de ellos “asnocracias” a pesar de que han padecido dictaduras peores que las del Paraguay.
El editorial nos habla de que la nuestra produjo “la tortura y en algunos casos hasta el asesinato fueron los instrumentos con los cuales se enseñoreó el terror en la República; terror que paralizó toda la sociedad, desmanteló las organizaciones sociales y descabezó los partidos y movimientos políticos, dejándolos reducidos a simples sombras, a patéticos remedos de lo que habían sido”. Es que en los países que mencioné no pasó otro tanto y con mucho más dureza en varios de ellos.
Lo de que estamos “jibarizados” no lo entiendo bien. ¿Querrá decir que la dictadura nos ha reducido la cabeza? Y cómo no entendí bien me fui a la wikipedia y encontré: “Jibaro es hombre mestizo para los mexicanos; los campesinos descendientes de indio y español en Puerto Rico; un sombrero que se luce en Panamá; alguien huraño en Cuba; un vendedor de marihuana en Colombia; indígenas conocidos por reducir cabezas en Ecuador y hartarse de comida en algunas regiones de Colombia”. ¿Cuál de todas estas acepciones nos cabe a nosotros?, o me quedo con lo de “vendedor de marihuana, al estilo colombiano”, ya que nadie va a negar que en nuestro país… si en una época fuimos primeros exportadores de petit grain hoy lo somos sin duda de la Cannabis sativa (sin retenciones, sin iva, sin vergüenza).
Si concuerdo cuando dice: “…la democracia no puede construirse si no es sobre la base de un liderato honesto, capaz y patriota, el cual brilla por su ausencia en el Paraguay de hoy”.
Pero dejemos ya de una buena vez de echarle la culpa al “rubio” o al doctor Francia y veamos los buenos ejemplos que nos da el mundo en que han salido de situaciones peores que la nuestra. Porque en definitiva si nos quedamos con esta teoría propuesta por el editorial, que seguramente muchos compartirán, se me hace que en un futuro nada va a cambiar y también da la impresión que aquellos que se quejan con estos argumentos son, justamente, los que no quieren que nada cambie. (La Nación, Asunción, 10-9-2007)


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