Stephen Hawking y sus afirmaciones

20 DE MAYO DE 2011 11:52

  ABC


Las recientes declaraciones de Stephen Hawking en las que nos explica que "la idea del Cielo o de la vida después de la muerte son cuentos de hadas para las personas que temen morir" me provocaron algunas reflexiones. 


Primero, quedémonos con la parte de los "cuentos de hadas", que si son cuentos estos vienen perdurando siglos, milenios; y, sobre todo, si son cuentos, es evidente que la capacidad de inventiva que han tenido los primeros cristianos, y más antes los profetas, es realmente asombrosa; más aún teniendo en cuenta que están escritos, los más antiguos, en épocas que no se conocía la novela ni la ciencia ficción, porque el género novelesco recién nace a principios del siglo XVI, con "El Quijote"; la historia de Jesús, sus milagros y su resurrección; de la Virgen y su embarazo mágico, con sus posteriores apariciones, Fátima, Lourdes, Medjugorge, Guadalupe; la historia de los Reyes Magos; la conversión de San Pablo; las historias de Abraham, de Moisés, etc., etc.; son realmente fabulosas.

Aparte, por seguir y creer en estas historias han habido hombres con una vocación humanista impresionante, de la talla del hace poco fallecido Juan Pablo II, del padre Pío, de un San Francisco, un San Agustín, un Tomás Moro, Tomás de Aquino, Don Bosco, Lasalle, etc. Y las mujeres no se han quedado atrás, ahí está la Madre Teresa, y tantas otras Teresas, y Marías, y Juanas, y Anas, que por creer en esas historias, en estos "cuentos de hadas", han entregado sus vidas para ayudar al prójimo. Y tantos laicos creyentes, filósofos, científicos e intelectuales, seguidores de los "cuentos", que se han destacado, desde Copérnico, Mendel, Nicolás de Cusa, hasta un Newton o Lemaitre (padre del Big Bang); artistas, músicos como Vivaldi; bueno, la lista es infinita.   

Segundo, nos dice el señor SH que estos cuentos son para personas que temen morir, por tanto se entiende y dice que él no tiene miedo a la muerte, pero aclara que por ahora no se quiere morir, ya seguramente nos avisará cuándo. Lo que es evidente es que conoce muy poco, diría que casi nada sobre las enseñanzas, la creencia y sobre la fe, y hablo en mi caso de la cristiana; pero por sobre todo poco conoce de la vida de muchos santos que están en los altares y que la Iglesia nos propone como modelos de vida, que cuando les tocó a estos pasar para el otro lado se fueron tranquilamente, con mucha paz espiritual, con una sonrisa, tanto ancianos como jóvenes, que ansiosos/as y con alegría marchaban al encuentro con el Señor, como es el caso de Santa Teresita y tantas mujeres más.

O aquellos miles de sacerdotes que no tuvieron dudas de su fe ni miedo al momento de ser fusilados por los republicanos españoles, en 1936, cuyo único pecado fue ser cristiano, a la vez que perdonaban a sus verdugos tenían el semblante tranquilo y la mirada serena frente al odio inmisericorde que despedían sus ejecutores; o aquellas hermanas que marchaban cantando a la guillotina en el período del terror de la revolución francesa; o en la actualidad, los cientos o miles que están siendo asesinados en Medio Oriente por su Fe.

Y, como ven, es todo lo contrario a lo que expresa este señor SH, porque desde el momento en que se cree en un Dios, en una esperanza más allá de esta vida, es lógico que no se tema a la muerte, que se la tome como algo natural y más si la fe es bien fuerte, porque llegado el momento se parte de esta vida con alegría; muy por el contrario, aquel que no espera nada y no cree en nada, es lógico que se aferre a esta y realmente sienta temor a la muerte, porque entiende que nada le espera, salvo los gusanos; y aquí pregunto, ¿será tal vez por eso que ahora está de moda cremarse, será por temor a los gusanos?   

Rafael Luis Franco 
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