EL FACTOR HUMANO

En la víspera de Semana Santa se desató el escándalo, que más que perjudicar a un hombre, perjudica a una institución a la que éste perteneció como parte de la jerarquía, ahora como laico. Los medios de prensa, urbi et orbe, se han hecho y siguen haciendo la panzada con la noticia, ¿pero es contra Lugo el tema, un presidente de un país perdido en el mapa, con igual o menos influencia internacional que Haití?; me parece que los medios apuntan un poco más alto, el blanco es la Iglesia, y el ariete don Lugo y sus debilidades carnales, el factor humano.
Suele ser noticia mundial que algún clérigo, ya sea del primero o cuarto mundo, tenga una desviación sexual, los escándalos sucedidos en los EE.UU. hasta hace poco ocuparon primeras planas de los más importantes medios y supongo que los similares que suceden en esta parte del hemisferio también ocupan espacios importantes en la prensa del primer mundo. Volviendo a nuestro país, ¿si estos hechos se sabían por qué esperaron Semana Santa para darlos a luz?; la respuesta parece obvia: porque, en el fondo, la cuestión no es contra don Lugo.
El padre Aldo Trento (párroco de la iglesia San Rafael, de Asunción), en un boletín especial que dedicó a este tema expresó claramente: “No es la fragilidad del obispo-presidente lo que nos preocupa. Para esto vino Cristo. Sí, porque Cristo vino para nosotros los pecadores, para nosotros los adúlteros, para nosotros que como Pedro lo renegamos continuamente. Lo que los diarios hoy publican es la evidencia del fariseísmo que define la prensa, a la cual no le importa nada del hombre, de su dignidad nacida del hecho que todos somos hijos de Dios. A ellos les interesa usar la fragilidad de los hombres de la Iglesia para atacar a la Iglesia, para destruirla, si pudieran. Es un juego que viene desde hace dos mil años. (…) Y son siglos que en los chiqueros de ciertas universidades o centros culturales dominados por la diabólica masonería escuchamos cualquier chisme sobre la fragilidad de la Iglesia, de sus pastores, Papas, obispos o laicos que sean”. Y el padre Trento es una voz con autoridad moral e intelectual para hablar del tema.
Sobre este asunto y a lo largo de estos quince días bastante se ha hablado y escrito. Argumentos de seguidores incondicionales de don Lugo: unos, los que siempre están en contra de la Iglesia y su celibato; otros, pues que son cuestiones privadas; no, si esto es una conspiración; que los anteriores fueron peores; que va, si todos los curas son iguales; Stroessner acaso no tenía un montón de hijos, etc. Los que opinan en contra de don Lugo son: los fanáticos católicos; los colorados corruptos que quieren volver al poder; los hipócritas; los que no quieren que nada cambie; los que no tienen nada de qué ocuparse y se meten en la vida privada; los stronistas, los oviedo-golpistas, etc. No, si los progresistas saben usar la dialéctica, por algo son progress. Aparte, ¿tiene algún sentido seguir con la discusión?; creo que no, total cada uno está en sus trece.
Lo que no imagino es que un escándalo similar le pase a un presidente o primer ministro de Inglaterra, Francia, Italia, USA o Japón y que pueda seguir en el cargo una vez conocido por más de veinticuatro horas. Es cierto que la vida privada de algunos mandatarios del primer mundo deja mucho que desear (ej. Clinton, Sarkozy) y continúan en su puesto, pero el affaire Lugo supera todos los conocidos y no queda en la esfera privada sino que trasciende a su accionar en la pública. 
El primer evento fue la suspensión del viaje a Washington, algo programado con mucha antelación; parece que ningún político se quería reunir y menos sacarse una foto con nuestro cacique; el pasado 27 de abril firmó un acuerdo simbólico aquí en Bs. As. con sus pares de Bolivia y Argentina, la prensa local apenas cubrió el encuentro y la presidente esquivó la foto de rigor al lado de FLM. El repentino cambio de ministros, la bomba de estruendo en el palacio de Justicia, la venida del moribundo Montanaro, y el anuncio que 700 mil paraguayos van a cobrar el salario mínimo, dan la impresión de ser todas cortinas de humo para distraer la atención y olvidar el tema Lugo. Reconozco que estas maniobras pueden funcionar, eso si es que no aparecen más herederos.
Y un gobierno es como el directorio de una gran corporación, podrá ser bueno o regular, pero si éste pierde el respeto y la credibilidad de los accionistas, que es a los que se debe, el único camino que le queda es la renuncia, del presidente y de los que lo acompañan. Y en el Parlamento paraguayo, si quieren, entre la oposición y oficialismo tienen el quórum para el juicio político; al revés que cuando estaba Cubas Grau al que amenazaron con el juicio pero como no reunían el mínimo de legisladores tuvieron que tirarle un cadáver para echarlo. Pero con juicio o sin juicio, no esperemos grandes cambios, mejor dicho ninguno, porque en política aprendí que lo que aparece como distinto o enfrentado, en realidad es más de lo mismo.
Hace un año, los que confiaron el voto a Lugo, creían que votaban por el cambio; luego durante la asunción éste pronunció un “sí juro” que nos emocionó a todos; después pasaron los meses y poco o nada cambió, y ahora sabemos con certeza que los juramentos de FLM no tienen ningún valor. 
La cuestión es que el gobierno paraguayo, con este embarazoso asunto, quedó en ridículo ante el mundo, si antes éramos considerados poco serios por el tema de la corrupción, hoy ya nos toman totalmente para la joda. ¡Pensar que algunos se ufanan porque la prensa mundial se ocupa del Paraguay!
Enrique Santos Discépolo en la letra de su tango “Cambalache” nos aseveraba que “los inmorales nos han igualao”, pero esto lo escribió hace más de medio siglo, hoy podemos decir con seguridad que “los inmorales nos han superao”.

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