100 días: luces, sombras y zonas oscuras

Ya pasaron cien días de gobierno, pero faltan más de mil setecientos, así que a no desesperarse. Para algunos, está visto que aún no entienden o no quieren entender que el sistema democrático prevé una elección cada cinco años y no cada tres meses; y nos guste o no la tolerancia se debe imponer; y ahí radica la esencia del sistema; aunque no es perfecta, la democracia nos permite dilucidar durante un lustro en este caso quién es quién; es lo contrario de un gobierno de facto o seudo democrático como el de 1999. Los gobiernos que surgen de un golpe tienden a confundir a la población, ya que generalmente aparecen como los salvadores, y a que ésta no crezca ni política ni intelectualmente. Por ejemplo, en la Argentina los procesos de golpes alternados por períodos democráticos truncos; los golpes en Bolivia; y en nuestro país que tuvimos un gobierno de más de 35 años encaramado en un partido para darle visos de legalidad a su mandato, no pasó de ser un mero largo golpe de estado que por más de tres décadas ahogó las libertades políticas, de prensa, literarias y artísticas en todas sus expresiones, hasta en las conversaciones caseras se temía hablar de política. Estos períodos, dictaduras alternadas con gobiernos democráticos, son como una gran tormenta de arena que no permite distinguir ni siquiera dónde uno está y menos adónde uno va; en cambio la democracia es la calma después de la tormenta, y como toda finalización de tormenta al principio se tiene que ir asentando el polvo y luego sí nos iremos viendo las caras, dónde estamos y hacia dónde vamos o queremos ir, y cuanto más largo el período democrático más crecimiento intelectual y político de la población.
Hecha esta salvedad trataré de realizar una mirada objetiva a los primeros tres meses de gobierno de don Lugo. Y nuestro país, me imagino, por más chico que sea, no debe ser nada fácil de gobernar; durante más de 60 años un partido fue dueño del poder absoluto, por tanto las personas que sostuvieron este régimen deben tener intereses bien arraigados en las distintas áreas del gobierno; la corrupción generalizada no es casual, es fruto de la ambición desmedida de unos pocos que se quedaron con la parte del león, con potestad de repartir cargos donde los funcionarios debían retornar a sus padrinos las ganancias producidas en éstos (asunto maletines); el abandono de la población en sus necesidades primarias: salud, seguridad, justicia, documentación, etc., dejándolos librados a su suerte en manos del corrupto funcionario de turno, como diciendo “qué me importa”; todo esto se cocinó en varias décadas y se hizo parte de la cultura paraguaya el contrabando, la coima, la impunidad para lucir una lujosa residencia con uno o varios poderosos autos importados; y esto le cabe al primer general como al último thajhachí, al primer funcionario civil como al último ordenanza. Entonces agarrar el gobierno de un país líder mundial en la tabla de los corruptos y primer exportador mundial de marihuana no debe ser fácil, como parece para algunos opinadores que ya se salen de la vaina por cambiar el mandatario, azuzándolo al vicepresidente y exigiéndole a éste que haga tal o cual cosa, hasta que reclame un cogobierno si es posible, obligaciones ni derechos que ningún vicepresidente tiene. El vicepresidente es como el jugador suplente que está en el banco, esperando que el titular salga para poder entrar; pero que desde su banco no puede hacer absolutamente nada, salvo que algún loco crea que se pueden poner doce jugadores en la cancha.
Pero en fin, en estos tres meses luguianos hay luces, sombras y zonas oscuras. Entre las luces, el mejoramiento de la recaudación producto del control a los funcionarios, no del aumento de impuestos, que si se sigue en esta senda a fin del primer año se verá un considerable aumento en el erario; las últimas noticias sobre la salud pública, la gratuidad en algunos rubros; el pase a retiro de generales, coroneles y muchos oficiales de policía, no sabemos si es bueno o malo, seguramente mucho funcionario contaminado en estas jerarquías debe haber por tanto vamos a darle por ahora la derecha al presi, que parece busca elemento joven y sin los vicios de los viejos en las Fuerzas; la visita a la ciudad de Pilar, en el aniversario de su fundación, donde dijo que hay que construir el puente internacional que uniría esta ciudad con la Argentina, un viejo proyecto que sería bueno que esta administración lo empiece, no importa que no lo pueda terminar; el reclamo al Brasil por Itaipú, uno de los postulados de su campaña, lo está llevando adelante, pero deberían encararse obras de infraestructura eléctrica para el aprovechamiento de la energía con los royalties que genera la represa que a la larga redundarían en más beneficios para el país, y sería bueno ver que la misma firmeza que pone con Itaipú la ponga con Yacyretá, que acá sí los acuerdos me parece son peores y la corrupción mayor.
En las sombras están varios temas: el de los sin techo o sin tierra que embanderados en una supuesta lucha social atacan haciendas, destruyen carísimas herramientas de trabajo y amenazan a colonos; el gobierno hasta ahora no tomó las medidas de protección para los agricultores y para los activistas mismos, ya que de seguir por este rumbo sin dudas habrá muertes en uno y otro bando, y cuando la sangre corre nubla la vista y la razón, ¿será lo que algunos buscan? El tema de la inseguridad parece que no existe para el gobierno ni para la oposición, sin embargo es lo primero que hace tiempo preocupa a la población; el ministro del Interior demostró que no sabe nada sobre el tema, ¿por qué sigue en el cargo? Pero la inseguridad no se combate sólo con un ministro ni un buen policía, se combate principalmente con leyes que no permitan la fácil excarcelación y esto es tarea de legisladores, y el Ejecutivo debe tener como prioridad la inseguridad en su agenda. El tema del campo, un discurso ambiguo, un proyecto de reforma agraria hecho para la platea y el no diálogo con las fuerzas productoras por parte del gobierno, justamente con el único rubro en el país, el agropecuario, que año a año fue mejorando su tecnología, logrando exportaciones récord, es realmente preocupante; cuando algo funciona bien no se toca so pena de destartalar lo que durante tantos años costó conseguir; bueno puede ser que a eso tiendan algunos con sus proyectos de impuestos y reforma agraria. Un hecho lamentable fue la postergación del Rally, con argumentos estúpidos si se quiere, demagógicos sin duda; pero no hay mal que por bien no venga, este hecho y otros pusieron en evidencia la incapacidad de gestión de Camilo Soares, que parece que sólo sirve para hablar.
La parte oscura, las cartas de intención con Venezuela, más precisamente con su presidente; los contactos con la República de Irán, con los sandinistas, etc., y un ministro de Relaciones Exteriores que parece simpatizar con el terrorismo internacional; recuerdo que el 20 de abril los periodistas le preguntaron a Lugo cómo iba a ser su gobierno, éste respondió que iba a ser como el de Uruguay; lo que llevó tranquilidad a los que lo votaron y más a los que no lo votaron; pero su abrazo con Chávez y la correspondencia con éste contradicen aquella respuesta y me parece que don Lugo ha cometido un pecado, esperemos que el pasado 8 de diciembre en Caacupé se haya confesado y arrepentido de sus faltas; también que la homilía de monseñor Jiménez, quien dijo claramente que la Iglesia condena la lucha de clases, haya sido entendida por el presi y que deje de lado sus ideas sobre la teología de la liberación, que por ese camino no va a liberar a nadie, todo lo contrario, más bien los va a oprimir.
Y la balanza en estos primeros meses de gobierno según las encuestas se inclina levemente a favor de Lugo, a pesar de los desesperados impacientes. Yo no me guío por las encuestas, les presto atención, me guío por los hechos y para los próximos cien días no espero milagros, espero seguir viendo algunas luces, que las sombras se aclaren y es un anhelo que las zonas oscuras vayan desapareciendo.

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