Somos 7 mil millones, ¿y qué?
Dijo Jesús a sus
discípulos: Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y
las preocupaciones de la vida… (Lucas 21, 34-36)
Cuando digo "Capitalismo", quiero decir Capitalismo
completo, puro, incontrolado, no regulado, laissez-faire. Con una completa
separación del Estado y de la economía del mismo modo y por las mismas razones
por las que existe separación entre el Estado y la Iglesia (Ayn Rand)
Se podría decir que el siglo que pasó y
el actual, ambos, han sido y serán los de la información; mas con la invención
de la internet, que aún es relativamente nueva, ésta se ha potenciado de tal
manera que cualquier persona que tenga un pequeño ordenador desde su casa, la
oficina o el subte puede acceder a los temas más variados que puedan
interesarle.
Pero en los siglos de la información,
estamos realmente informados o sólo somos una receptoría de datos; la
información, que sin duda nos forma, ¿se entiende; lo que se lee, escucha y ve?
¿Se analiza la información o se la consume como viene, predigerida por los
“formadores de opinión” que procuran que ni siquiera uno tenga que tomarse la
molestia de razonar y sólo les interesa que fijemos una posición? Porque hace
tiempo los medios no se limitan a dar simplemente una noticia, hacen de ella un
show, que puede durar días, semanas, meses, inclusive años; las news de hoy día son como novelas
encubiertas o realitys shows, que nos
distraen dramáticamente a la vez que proporcionan el diario tema de
conversación.
Y quisiera hacer un pequeño análisis de
una noticia fresca, la que nos cuenta que el planeta ha recibido, a fin de
octubre, al habitante número 7 mil millones, una cifra que impresiona; a
renglón seguido vino la preocupación transmitida por los medios: la escasez de
comida, la superpoblación, la contaminación, la próxima, casi inmediata, falta
de agua que hará que las futuras guerras sean por el vital elemento, etc.
Entonces me pregunté algo
simple, y para tener una noción un poco más clara, ¿cuánto territorio puede ocupar
tal cantidad de personas? Y se me ocurrió usar el mismo cálculo que se usa para
contabilizar manifestantes, cuatro por metro cuadrado, simple. Pero para mi
cuenta les di un poco más de comodidad a mis imaginarios manifestantes: uno por
metro. Si son 7 mil millones de personas
también son otros tantos de metros cuadrados; para simplificar y traducidos a
km2 sólo serían 7.000 km2 (1 km2 = 1 millón de
m2); e inmediatamente hice la comparación con la extensión de
nuestro territorio, el Paraguay, y cuántas veces cabría la población mundial en
él, y me dio la nada despreciable cifra de 57 veces. Sí, leyeron bien, a una
persona por metro la población mundial entraría no una sino 57 veces en nuestro
país, y si las apretujamos un poco entrarían 228 veces; o sea que en una
extensión territorial como la nuestra, pequeña en comparación a muchas
naciones, podrían entrar, a un metro cada una, cuatrocientas mil millones,
cifra que está a siglos de tener el planeta.
Entonces pregunto, de qué
superpoblación estamos hablando; y por tanto de qué falta de alimentos y de
agua. Claro hay lugares desérticos donde los habitantes se bañan con arena, a
lo que me refiero es que como vemos sólo el río Paraná podría abastecer a toda
la tierra.
Pero en cuanto a la
escasez del agua hace un tiempo que dejó de ser un problema, el problema sí
reside en que no quieren difundir que ya no es un problema. La desalinización
de los mares es un hecho tan simple y económico como potabilizar el agua de un
río; y estas potabilizadoras-desalinizadoras están hace años en funcionamiento,
y cada vez hay más, son miles.
Ahora veamos el tema de la
alimentación. Por la cuenta hecha más arriba es evidente que sobra territorio
para producir alimentos, y no sólo territorio, también están los ríos y mares
que los producen en abundancia sin que nadie siembre. Entonces nuevamente pregunto,
por qué la alimentación es cara, por qué hay hambre en el mundo, por qué la
tierra es cara, me refiero a un pedazo de suelo para vivir; en un planeta donde
lo que sobra es tierra. La respuesta que encontré: son las regulaciones.
Los Estados tienen sus entes
reguladores, y no sólo estatales, también los privados hacen su parte. Las
bolsas del mundo, sobre todo la de Nueva York, están constantemente regulando
el valor de los alimentos: los minerales, los granos, los commodities en
general (materias primas). Si hay una buena cosecha de trigo, lo más probable
es que baje su precio, con lo cual el productor, al final de la jornada, ni
siquiera sale empatado; o lo contrario, un alza en tal producto que da una
buena ganancia para un período, al otro sin falta da pérdida. Cuántas veces
hemos visto tirar los alimentos o sacrificar animales porque los productores no
los pueden mantener. Por consiguiente estas regulaciones también inciden en el valor
de la tierra.
Y esto se vuelve aún más dramático en
los países con gobiernos populistas, socialistas principalmente, ya que éstos son
los campeones de las regulaciones; no hay cosa que no quieran controlar, sólo
falta que te regulen la ida al baño.
Y así les va en Europa:
Grecia, España y Portugal son claros ejemplos de crisis generadas por gobiernos
socialistas; a las que acompañan Francia, Italia y Alemania, pero en otro
plano: falta de crecimiento y recesión; crisis que aumenta al estar unidos por
una moneda común, que ahora corre peligro de desaparecer, y porque los que
hicieron el desbarajuste no fueron capaces o no quisieron hacer los ajustes
fiscales correspondientes en su momento.
Por otro lado, se
acuerdan de las colas para conseguir alimentos básicos en la vieja Rusia
dominada por los soviéticos, las muertes por hambrumas que produjeron con su
política sobre todo en la época de Stalin se contabilizan por millones; otro
tanto pasa en la actual dictadura de Corea del Norte, que vive exigiendo comida
al mundo capitalista e imperialista con extorsiones bélicas de por medio; ni
qué hablar de la isla caribeña, el exclusivo paraíso socialista de los Castro
(paraíso para millonarios), que de acuerdo a recientes informaciones parece que
los hermanos acaban de descubrir, sin reconocerlo por supuesto, que el
capitalismo funciona mejor que el socialcomunismo, ahora están alentando a la
población a que emprenda negocios por su cuenta y, de paso, paguen sus
impuestos; no es cosa de que el pueblo pretenda vivir toda la vida de la teta
del Estado, para eso están los líderes revolucionarios.
Como ven, si se desregulara en forma
nuestra economía, o cualquier economía, y dejaran trabajar y comerciar
tranquilo a los que saben, eso sí controlando la calidad de la producción con
reglas de juego claras y simples, nuestro país podría generar alimentos para
exportar y dar de comer a cientos de millones de personas, a la vez que se
abarataría en gran medida lo que se consume internamente. La riqueza de un país
está en su gente, en sus trabajadores, obreros, estudiantes, empresarios y
científicos, y lo que éstos puedan producir y crear, en un medio sí competitivo
pero libre de las regulaciones que distorsionan la naturaleza del trabajo.
Lo contrario, la pobreza
y la miseria, la desesperación por un mundo que se va a morir de hambre y sed,
está en los intelectuales ideologizados que confunden sus delirantes sueños con
la realidad; que con sus delirios lo único que consiguen es sustentar a una
clase política depredadora, insaciable e inmoral que lleva a la humanidad, por
derecha y por izquierda, a un abismo; eso sí, hay que reconocer que la conduce
alegremente encantada, como el flautista de Hamelin pero sin sus principios.
También, como vemos y oímos a diario, las
noticias que nos transmiten los medios son desalentadoras, desde que uno se
levanta hasta que se acuesta; y es más que evidente que hay un inconciente interés
por mantener amargado, decepcionado, desesperanzado e idiotizado, al individuo
en general.
Si no es el fin del mundo que viene el
11 del 11 del 11 entonces será la profecía maya que se cumplirá el próximo año;
del agujero de la capa de ozono, que raro, hace rato no escuchamos nada; el
cambio climático que en cualquier momento nos congelamos todos; el meteorito
que va a caer en menos de cien años; o los terroristas, fanáticos religiosos,
que andan con las armas de destrucción masiva, aunque la real destrucción
diaria la produce el iva, y de yapa las pandemias que produce la nueva gripe,
que es puro grupo.
Entonces, todas estas desesperantes
noticias, noten que no tocamos los asesinatos, accidentes, terremotos,
volcanes, tsunamis, guerras civiles, etc. etc., hacen que, si está usted bien informado,
tenga que tomar una pastilla para la presión a la mañana, otra para la
digestión al mediodía, otra para la presión a la tarde-noche, ir al psicólogo
una vez a la semana durante algunos años; discutir con sus amigos por culpa de
otros que ni conoce; mire, si se salva de la úlcera, del infarto, del derrame y
llega a la edad tercera o cuarta, dese por más que satisfecho, aunque tenga que
contemplar la vida que le resta desde un geriátrico clandestino.
Hace poco, en un negocio, una persona
desconocida me comenta lo mal que estábamos; yo le pregunté por qué, me miró
mal, cambió el rostro y me dijo: cómo, no está enterado de lo que pasó; qué
pasó, le pregunté; entonces ahí sí me miró con odio; ésta se refería creo a un
accidente que había pasado en esos días y la noticia dale que va, no podías
escapar de ella, estaba en todos los medios, las 24 hs.; pero en fin, se veía
que esta persona no estaba muy bien de la azotea, su reacción no era normal, lo
que sí me hizo ver que su estado alterado era producto, en gran parte, por
estar “informada”, al momento; más bien deformada; y pensé: pobre, seguramente
estaría mucho mejor si mirara menos noticieros.
Por eso, ahora que desaparecen los
subsidios sería bueno que también tomáramos el ejemplo y dejáramos de subsidiar
la estupidez y la mala onda mediática. En vez de encender el televisor es más
positivo agarrar un libro, los autores clásicos son los mejores; en vez de
escuchar las noticias, que se repiten a cada minuto, castigarse con un tango,
un chamamé, una polka, clásica o lo que le venga en gana reporta mucho más al
espíritu. Si esto uno hiciere durante un mes o quince días, descubriría en ese
corto lapso que hay otro mundo, que la vida tiene otro sentido; sería como ir
de vacaciones.
En conclusión, está bien y es necesario
que estemos informados, pero debemos manejar la información usando el sentido
común, dándole el valor y el espacio de tiempo que merecen los hechos; que no
sea al revés, porque cuando la información es la que nos maneja sin duda resulta
perjudicial para la salud mental y por tanto física; y pienso que al igual que los
cigarrillos y bebidas alcohólicas los medios podrían también tener su leyenda:
“El abuso del consumo de noticias es perjudicial para su salud”.
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