FRANCISCO DORATIOTO, UN BANDEIRANTE DE LA PLUMA


O’Leary nació predestinado para lavar de ofensas el nombre de su patria, tantas veces gloriosa. Desde hace veinte años viene enterando al universo de la tragedia inicua y, gracias a sus formidables alegatos, se ha reabierto un proceso sin olvido y en evidencia ha quedado, bajo nuevos puntos de vista, el aborrecible atentado, cuya magnitud crece, a medida que avanza la honrada investigación retrospectiva. … O’Leary ha puesto bajo su verdadera luz el drama de 1865. Nunca podrá su grey agradecérselo bastante. … Recuérdese que una propaganda tendenciosa, incesante, favorecida por el silencio de los caídos, tan desangrados que ni fuerza tuvieran para sobreponerse al dolor y silabear su protesta, llegó a legitimar un concepto artificioso sobre la nacionalidad intrépida y sobre su tortura. Corriente fue presentar a la Triple Alianza como una gran jornada libertadora. … Como voz definitiva, como voz de historia, oyóse el juicio sumario de los que aplastaran bajo la bota de doble suela al pueblo infortunado. … El consenso de la libre América le acompaña, le alaba, le estimula, le rinde admiraciones. Y desde el fondo de la muchedumbre, yo le rubrico la mía, cálida y fraterna!

Luis Alberto de Herrera, Montevideo, septiembre 18 de 1921, en Prólogo a El Libro de los Héroes, de Juan E. O’Leary.


 

De la pluma del “imparcial” historiador brasileño Francisco Doratioto (FD), refiriéndose al considerado primer revisionista paraguayo, Juan E. O’Leary (JEO), expresa lo siguiente, en su obra “Maldita guerra”, y noten el pobrísimo y parcial análisis mental que realiza (lo que está entre corchetes es mi opinión, pp. 74 a 80):

“A partir de la muerte de Solano López … y hasta finales del siglo XIX, no se cuestionaba que él hubiera sido un dictador que llevó a su país a una guerra imprudente contra vecinos más poderosos. [No es que no se cuestionaba, es que no se podía decir lo contrario, tanto los López como el Dr. Francia estaban totalmente vetados. Luego toma una referencia de Cunninghame Graham, “un adolescente británico” cita él, y que este fue testigo del odio que sentían los sobrevivientes por Solano López].


Poco más adelante refiere: “Hacia finales del siglo XIX el Paraguay era un país muy pobre desde el punto de vista económico, prácticamente sin autoestima por su pasado y carente de héroes paradigmáticos. Era presentado como un país de déspotas que fue derrotado en una guerra en la cual había sido el agresor. … [era lo que se enseñaba, vía “regeneración liberal”] Al mismo tiempo despuntaba una generación de estudiantes universitarios y secundarios que deseaban construir una sociedad mejor, pero que no encontraban un pensamiento que fuera capaz de recuperar la autoestima nacional, quebrar el sentimiento de inferioridad frente a otras naciones y encaminar la superación de esa realidad miserable. [Bien, aquí tiene una visión totalmente distorsionada de porqué la nueva juventud se rebelaba contra la enseñanza oficial, ya que los testigos de aquella guerra aún vivían, y en cantidad numerosa, y así como podían contar los sucesos de la contienda también podían relatarles el pasado de esplendor y paz que vivió el Paraguay bajo los mandatos de los que la prédica liberal tildaba de tiranos y dictadores; esta fue la primera historia real que escucharon aquellos jóvenes, la historia contada por testigos rescatada por la tradición oral, y también ya aparecían las primeras obras de Resquín, de Centurión y la palabra de Alberdi en defensa de la causa paraguaya no pasaba desapercibida].


Sigue FD: “Esas circunstancias permitieron que el Paraguay viera el nacimiento del revisionismo histórico de la figura de Solano López… [O sea que para este autor lo de los jóvenes, el rescate del héroe y de la verdadera historia, solo fue una necesidad de tener una “autoestima” elevada, pasando estos a ser los falsificadores de la historia y no el proceso legionario liberal].

Ahora viene la parte más jugosa de su “razonamiento”: “El intelectual responsable por el nacimiento del revisionismo fue Juan Emiliano (sic) O’Leary, quien por ‘recuperar’ la memoria del fallecido dictador comenzó a ser conocido como ‘El Reivindicador’. [Aquí el autor entrecomilla recuperar y El Reivindicador, como burlándose, bueno de la misma manera que yo entrecomillo eso de que es imparcial].


Luego pasa a historiar su origen y la familia de O’Leary, esto se conoce vulgarmente como intento de “matar al mensajero”, dice: “O’Leary era hijo del segundo matrimonio de Dolores Urdapilleta Caríssimo. Su primer marido había sido el juez Bernardo Jovellanos, quien murió en la prisión adonde había sido enviado porque sus decisiones desagradaban al presidente F.S.L. Durante la guerra, Dolores fue acusada de traición y condenada al destierro interno. Ella y otras mujeres en la misma situación fueron obligadas a realizar largas marchas forzadas, casi sin comida, acompañando a los soldados paraguayos que se retiraban hacia el interior… En esa marcha, los hijos pequeños de Dolores murieron de hambre. Al recordar las penurias por las que pasó su madre, Juan Emiliano (sic) O’Leary escribió: ‘Para tus verdugos y para los verdugos de nuestra patria –perdóname, madre mía– mi odio es eterno. Madre, tu martirio es infinito. Día tras día, a cada momento, aparecen ante sus ojos las sombras de sus hijos, mis hermanos, muertos de hambre en la soledad de su peregrinación. Tú los viste morir. … ¡Pobres mis hermanos! Yo también los veo en mis sueños, envueltos en nítidas mortajas, flotando en el espacio como blancos angelitos. Ni siquiera ustedes escaparon de la furia de los tiranos y de los Caínes. ¡Algún día, cuando mi canto sea digno de ustedes, enterraré su memoria en la cristalina sepultura de mis versos! Tú perdonaste al tirano, que tan brutalmente te maltrató. Yo no lo perdono. Lo olvido. Y en este día, uno mis lágrimas a las tuyas y con mi alma abrazo a esos pobres mártires, mis hermanitos, muertos de hambre en la soledad del destierro’”.

Luego remata al “mensajero” dando la idea que se corrompió y “enterró” su conciencia, dice: “Sin embargo, el talentoso escritor pronto olvidó esa promesa y prefirió enterrar su conciencia. Si bien el nacimiento del revisionismo histórico lopizta llenó un vacío ideológico en el Paraguay, muy distinto es el motivo real para construir la imagen heroica de Solano López”.

Bien, mayor bajeza imposible, no solo de parte de este autor, también de la corriente liberal que sostiene siempre lo mismo, que el cambio de JEO se produjo solo por intereses económicos, dice FD en pág. 80, de acuerdo con un informe de la legación brasileña en Paraguay: “En 1931, la legación del Brasil en Asunción elaboró un informe sobre la situación política del Paraguay que ilumina el nacimiento del revisionismo lopizta, y que también explica la sorprendente transformación de O’Leary, el cual pasó de crítico a panegirista de Solano López. El informe señala que los herederos del gobernante, interesados en recuperar sus bienes, llegaron a un acuerdo con paraguayos influyentes con el objetivo de iniciar una campaña para conseguir la revocación del decreto de 1869 y poder así rescatar sus derechos civiles. … ‘El señor O’Leary se lanzó en la campaña lopizta por inconfesables intereses de dinero’ y permaneció en ella cuando captó que era una fuente de prestigio y ventajas materiales”.

Bien, analicemos un poco esta larga perorata de FD. Primero, el señor O’Leary nació un 12 de junio de 1879, o sea nueve años después de finalizada la contienda; es así que se formó en esa enseñanza del odio a López y a la tragedia familiar, es probable que esas líneas de furia hacia “los tiranos y caínes” las escribiera siendo aún adolescente. Segundo, lo que no entiende, no alcanza a comprender, o no le interesa a FD, es que los verdaderos intelectuales no viven al calor de un odio o conveniencia personal, y que el pensamiento en estos bien puede ser, en la juventud, de una manera y luego cambiar radicalmente a medida que los hechos van demostrando lo opuesto; por el contrario, los falsos intelectuales son aquellos que ante la evidencia de los hechos, por conveniencia partidaria, suelen negarlos cuando son contrarios a sus fines; y de estos falsos intelectuales, pseudointelectuales, está lleno el ambiente literario, ya que son fundamentales para sostener una política de poder en el tiempo; a la vez que tienen muy buena prensa, sus obras suelen ser financiadas directa e indirectamente por instituciones oficiales o cuasioficiales, algo que poco se habla a la hora de la presentación de las publicaciones.

Y viendo en el tiempo el cambio que se produjo en JEO, de pasar su familia la tragedia que pasó, encontramos al verdadero intelectual, ya que si dicho cambio fue como dicen, que se corrompió por interés pecuniario, muy bien este, su brillante pluma e intelecto, fácilmente pudo poner al servicio del legionarismo imperante y gobernante de su tiempo, que le habría, sin ninguna duda, dado mucho más beneficios pecuniarios y réditos políticos; pero no, JEO prefirió luchar contra los molinos de viento, contra los gigantes con pies de barro, dejando así, al desnudo, a la caterva de miserables que verdadera y literalmente han “enterrado” sus conciencias, que lo criticaron y acusan, con voces cada vez más estentóreas y quejumbrosas, de los males que estos padecen.

Es así que FD, descalificando al verdadero intelectual con un imaginario hecho de interés pecuniario, como lo fue Juan E. O’Leary, pretende, de un plumazo, desbaratar la inmensa obra que realizó este a lo largo de su vida; pretende desconocer las numerosísimas entrevistas que realizó a los distintos sobrevivientes de la Guerra Guazú, que dieron un testimonio de primera mano sobre la guerra, donde relataban no solo las iniquidades que cometieron las tropas aliadas, principalmente las brasileñas, también las hazañas como las del sargento “Cuatí”, las del teniente Fariña; pretende que se ignore el testimonio de don Guido Spano, entrevista que le hizo JEO poco antes que este falleciera; pretende que no se tengan en cuenta los testimonios que rescató sobre la quema del hospital de sangre, con la carnicería de Piribebuy; pretende que se desconozca la denuncia contra los legionarios y el legionarismo que hizo… O sea, pretende que no se escuche o crea en otra campana que la que él toca.

Por último, en lo único que se le puede dar la derecha a FD, y no es en su honestidad intelectual, es que actúa en defensa de los intereses de su país; en los intereses seculares del Imperio, su expansionismo y necesidad de dominio regional; así, él se justifica, aunque de manera artera y falsa, con la continuidad de la mentira histórica que, generación tras generación, llevan adelante hombres, como dice él, que entierran su conciencia, lo que es decir, su moral; y es más que evidente que FD la ha enterrado bien profundo.





Pdta: Qué lástima que JEO ya no esté para responderle, porque imagino la polémica que podría haber desatado contra este “bandeirante” de la pluma; tal como la que sostuvo contra don Cecilio Báez, donde dejó por el suelo a su maestro, y me parece que aquella sería un poroto al lado de esta.

Comentarios

Entradas populares