Empresas especuladoras

Hace unos días llamé a la empresa de telefonía para dar de baja el servicio de la línea fija, o baja, como le dicen, era un abono que venía teniendo hace unos veinte años. Las razones, es que con los celulares el viejo ya casi no se usa y si hay algún llamado, un par de veces al día, es de alguna encuesta o publicidad, cuando no un secuestro virtual, así que consideramos en casa que no valía la pena seguir pagando el abono tan caro.
Llamé al 112, me derivaron al sector y la empleada me pregunta los motivos, le cuento lo que expreso arriba y otras cosas; entonces ella me ofrece un paquete de servicios, que lo rechazo; luego insiste con otra oferta, un veinte o treinta por ciento menos sobre el abono actual, le vuelvo a decir que no; entonces ella sube la oferta a un cuarenta por ciento, le respondo que ya tenemos la decisión tomada y que le dé de baja al servicio, porque entre otras cosas alego que como el Estado no se achica el que se tiene que achicar obligadamente es uno, es la clase media la que está siendo destruida, que esta ya no es media, sino un tercio o un cuarto; bien, ella me escucha y, me vuelve a decir que le autorizaron, seguramente el supervisor estaría escuchando, a hacerme un descuento del sesenta por ciento; así como lo leen, nada menos que un sesenta por ciento menos.
Y ahí le respondí más o menos lo siguiente: “Entonces, si me disculpa, la cosa no es con usted, es con la empresa, ahora con más razón me retiro, ya que veo que es una empresa especuladora”, me mantuve firme en mi decisión y al fin me tomaron la baja.
Moraleja: Es evidente que estas empresas nos están cobrando lo que se les antoja, porque si pueden de última ofrecer un descuento del sesenta por ciento del abono quiere decir que a todos los abonados podrían cobrarle tranquilamente un sesenta por ciento menos; o sea que estamos, literalmente, siendo estafados por una banda internacional, que por lo visto cuenta con el visto bueno del-los gobierno donde se instalan; y así imagino que pasa en todos los rubros en los cuales somos rehenes-dependientes de las monopólicas empresas de servicio: electricidad, gas, agua, etc.; amén de los lobbys que ellas conforman.
Así que ya saben que en el país del que no llora no mama, llamen ya… y pidan la baja.

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