PRÓCERES DE LA INDEPENDENCIA A LA CARTA, O EL MENÚ LEGIONARIO

La idea era no recordar al Dr. Francia el verdadero Padre de la Patria.

Fuente: "El Dr. Francia visto y oído por sus contemporáneos", J.A. Vázquez, Introducción, Eudeba, Bs. As., 1975.


"Cuando la diplomacia aliada revalidó después de la guerra que el Paraguay sobreviviría... es que comenzó a pesar en las minorías rectoras locales la necesidad de conmemorar y alegorizar de algún modo una Independencia ... y la de buscar y enarbolar figuras que pudieran al mismo tiempo sobreponerse como tradición y como símbolos a los tres verdaderos y más importantes protagonistas y héroes de la vieja patria independiente, ahora maldecidos, salivados y transformados en suerte de caínes y satanases.
Con facilidad acudieron entonces a los labios Pedro Juan Caballero y Fulgencio Yegros ... podían además ser presentados como con la aureola de víctimas de Francia. Luego, empero, no se supo a quién más incluir.
 
Cuando en 1894 salieron a luz dos opúsculos conmemorativos y se aprobó el proyecto de erigir un monumento a los próceres de Mayo con el ánimo de indemnizarles de ochenta y tres años de ingratitud y olvido, las opiniones vacilaban entre Iturbe y Cabañas. La encuesta fue ganada por Cabañas --apoyado por sus descendientes Los peña, y los Decoud-- y su nombre, de acuerdo con la ley, habría debido inscribirse en el monumento a Yegros y Caballero, cuya piedra fundamental fue colocada en aquella mañana del 14 de mayo de 1894.
 
Es con mayor posteridad todavía que para contrarrestar y contener las evidencias de la natural gravitación intelectual de Francia, surgirá la necesidad de izar figuras civiles, y así nacieron, en los libros de Historia, dos ilustrados: el doctor Fernando de la Mora y el tribuno Molas.
 
Varios otros nombres fueron sucesivamente hallando patrocinantes, de guisa tal que en nuestros días la galería se ofrece visiblemente aumentada.
 
Pero en el esplendente Paraguay de antes de la guerra, cuando a las cosas se llamaban sencillamente por sus nombres y los nombres significaban sencillamente cosas, personas o familiares recuerdos, públicos, vivientes y respirados, la mitografía de los próceres no pudo tener el menor asidero.
 
Aun en los propios días de los sucesos, cuando todos se conocían de cerca, entre los vecinos de Asunción o pobladores de la campaña, entre los mismos protagonistas o testigos de la Revolución, entonces como después, NUNCA SE HABLÓ DE ELLOS EN EL SENTIDO DE ASOCIAR SUS NOMBRES A LA INDEPENDENCIA DEL PAÍS O EN EL DE PERSONIFICAR POR SÍ SOLOS A LAS DOS NOCHES DE LA GLORIA DE MAYO.
 
Porque tampoco en la época de los López, en cuyo transcurso el 14 de mayo era fiesta cívica oficial con recepción en Palacio, ni en "El Paraguayo Independiente" o en "El Semanario", periódicos consagrados a defender la causa de la Revolución y de la Independencia, se menciona o se destaca a aquellas individualidades como inspiradores definidos y preponderantes de la gesta de Mayo, fuera de subrayar la incontestable dirección que le imprimió EL TALENTO POLÍTICO DEL DOCTOR GASPAR FRANCIA. Con todo, hasta el propio Francia cada vez que la recuerda pluraliza y dice nuestra revolución.
 
Carlos Antonio López, testigo ocular de los días de Mayo, y casado posteriormente con la prima hermana de la viuda de Pedro Juan Caballero, cuando se refiere a ese grupo de compatriotas, hoy sinónimos de próceres, ES SOLO PARA CONFIRMARLOS TRAIDORES Y PARA EXPRESAR SU PÚBLICA APROBACIÓN A LA PENA CAPITAL QUE SUFRIERON ALGUNOS BAJO LA JUSTICIA DEL DICTADOR. López rememoró intencionalmente esos días en ocasión de refutar y ridiculizar a Somellera por haberse autoproclamado falsamente, desde Buenos Aires, como el dirigente y consultor de Pedro Juan Caballero y de los revolucionarios paraguayos, en perjuicio de la participación de Francia y de los móviles de la revolución.
¡Pobre collón! [tonto, cobarde o miedoso] --dice de él Carlos Antonio López.
 
Es sumamente sugestivo, por otra parte, que los escritores extranjeros ligados a los López, o inspirados en el interés de difundir sus ideas o de agradarles, cuando abordan la Revolución del 14 de Mayo lo hacen en forma concisa pero terminante para señalar a Francia, como al dirigente de una conjura generalizada que fue apoyada por las tropas del capitán Caballero.
 
(...) No obstante, el título de Defensor de la Independencia Nacional que se le discierne no basta para rendir justicia a un patriota y revolucionario de la calidad del doctor Francia, y aun siendo un lauro justiciero, no aquilata la tremenda lucha que en las condiciones de su tiempo afrontó ni da idea de la significación histórica de su consciente renunciamiento personal, llevado a un grado heroico, por la causa de la Independencia entendida como razón de una justa prosperidad para sus compatriotas y como único camino para la redención espiritual y social del compacto y antiguo pueblo del Paraguay.
 
(...) Cuando se contempla el retrato de los próceres, y como uno más entre ellos el de Francia, todos en la forzosa y aparentemente amigable vecindad que les presta esa suerte de pacto iconográfico, ya tradicional en la inocente mirada de los escolares, tal vez no sea el menor de los consuelos el saberse QUE TODOS ESOS RETRATOS SON, POR IGUAL, PURA IDEALIZACIÓN Y FANTASÍA.
 
El amigo pintor Pablo Alborno ... cuyos son los primitivos óleos matrices, no pudo poner en ellos otra cosa que su buena voluntad y el libre vuelo de su imaginación de artista adaptada a las oscuras tendencias de la historia oficial de una época en la que ya nadie habría podido describir la nariz de Iturbe ni cómo se peinaban Troche o Caballero.
 
(...) De todos modos, lo que el compilador se ha propuesto indicar aquí es que los próceres de la Independencia son en el Paraguay simplemente, una romántica creación elocutiva y conceptual de postguerra y, al mismo tiempo, una de las tristes consecuencias ideo-históricas de la derrota del '70."


Comentarios

Entradas populares