LIBERALISMO o COMUNISMO, DOS CAMINOS QUE LLEVAN A UN MISMO DESTINO: LA NADA


"Es un hecho revelador lo escasos que son los planificadores que se contentan con decir que la planificación centralizada es deseable. La mayor parte afirma que ya no podemos elegir y que las circunstancias nos llevan, fuera de nuestra voluntad, a sustituir la competencia por la planificación. Se cultiva deliberadamente el mito de que nos vemos embarcados en la nueva dirección, no por nuestra propia voluntad, sino porque los cambios tecnológicos, a los que no podemos dar vuelta ni querríamos evitar, han eliminado espontáneamente la competencia. Rara vez se desarrolla con alguna amplitud este argumento; es una de esas afirmaciones que un escritor toma de otro hasta que, por simple iteración, llega a aceptarse como un hecho establecido. Y, sin embargo, está desprovisto de fundamento. La tendencia hacia el monopolio y la planificación no es el resultado de unos «hechos objetivos» fuera de nuestro dominio, sino el producto de opiniones alimentadas y propagadas durante medio siglo hasta que han terminado por dominar toda nuestra política."

Friedrich Hayek, "Camino de servidumbre", 1943.
He visto un documental de la TV alemana (título: “Cosacos, lucha e Iglesia”, DW documental), en el que se muestra la Rusia actual de Putin. Y es muy evidente la manipulación que este importantísimo medio hace, dirigiendo la información en un sentido, como lo hacen casi todos los importantes medios, dejando en evidencia su tendencia liberal de izquierda, o socialdemócrata, para nada imparcial.


A lo largo del video se hace hincapié, sobre todo, en los temas de aborto y homosexualidad, que en Occidente buscan se imponga su implementación como una “conquista democrática”; una falsa premisa de libertad individual; y si un gobierno se niega a su aprobación, como el de Rusia, o está contra estas cuestiones, la idea es mentalizar al público que entonces se estaría frente a un régimen cuasi dictatorial, opuesto a la libertad individual, antiprogresista.


Luego el documental, en un tramo, hace referencia al pasado zarista y ve en el actual gobierno ruso una especie de retorno a ese pasado, al volver este a recuperar las tradiciones perdidas o prohibidas por el comunismo, sobre todo las religiosas; es así que el informe subliminalmente lo muestra a Putin como una especie de “nuevo zar”. Parecería que los que prepararon esta historia extrañan el viejo comunismo; algo contradictorio, máxime cuando lo plantea gente que viene de un país que sufrió en carne propia por mucho tiempo esa ideología, una profunda división con el Muro.


El zarismo era como la realeza británica, o cualquier realeza europea, su continuidad fue interrumpida por el comunismo internacional en forma brutal, y la decadencia y miseria rusa comienza con este régimen; muy otra hubiera sido la historia de Rusia si no se hubieran apoderado de ella los comunistas; un país con una inmensa riqueza gasífera, minera, petrolera, un territorio que va de Europa al Pacífico, que colinda con muchísimos países y que pudo haber desarrollado un comercio incalculable de no mediar la llegada de los bolcheviques y el descabezamiento que estos hicieron de su histórico sistema de gobierno; porque si los rusos hubieran continuado tal como pasó y pasa en Inglaterra, con sus tradiciones reales y parlamentarias, otra hubiera sido la historia de su desarrollo así como la de tantos otros países en donde se empoderó el comunismo, y muy otra la historia del desarrollo de la humanidad.


El progreso para esos países, de no mediar el comunismo, habría sido un contrabalanceo a las potencias hegemónicas que luego de dos guerras mundiales se adueñaron del comercio planetario. Entonces, queda claro que a los que directamente más ha beneficiado la ideología comunista ha sido a las grandes potencias, eliminándoles la competencia.


Así, mientras arrecia el comunismo y el populismo en el tercer mundo, el primero tiene un estándar de vida muy superior; desde allí se dictan los precios de las materias primas, se desindustrializa y despuebla, a la vez que degradan o aniquilan sus tradiciones y valores morales; de una u otra forma en ambos hemisferios funcionó la penetración cultural, en todos los órdenes, desde la comida hasta la literatura, imponiéndoseles una cultura sin bases ni raíces; solo modas que hoy día dictan una cosa y al rato otra.


Dicen que el capital no tiene patria, y es así, porque el verdadero capitalismo salvaje se mueve constantemente, no fija eternas raíces en una nación, de vez en cuando salta; y es tan poderoso que de repente puede crear recesiones a nivel global; pero sobre todo controla los grandes medios, mass media, que dirigen subliminalmente a la opinión pública, del país que sea; esta es la verdadera cara del comunismo internacional.


Por otra parte, el comunismo no desapareció con la desintegración de la URSS o la caída del Muro, tal vez solo fue herido o decidió cambiar la táctica; porque contra toda lógica y razón, después de conocerse los horrores que cometieron en donde echaron sus garras e hincaron sus dientes (ver el bien documentado “Libro negro del comunismo”, editado por Planeta, donde se calcula que hubo unos cien millones de muertos a lo largo del siglo XX por hambre y persecuciones políticas) resulta que hoy está más vivo y poderoso que nunca. Infinidad de personas famosas, superestrellas, en los que hay economistas, premios Nobel, escritores, periodistas de renombre, profesores de las principales Universidades, actores, etc., están a su servicio, consciente e inconscientemente; a la vez que en ninguna parte faltan partidos con líderes populistas que si no han tomado ya el poder están a punto de hacerlo; y en donde el éxito del libre mercado se impone contrariando sus planes la orden es desestabilizarlo con el terrorismo o la violencia callejera, como en Chile o Ecuador; o ataques yihadistas al voleo de manera de sembrar el terror; incluso en USA, cuando el actual gobierno ha logrado bajar a niveles históricos la desocupación y recuperar la economía aparece esta pandemia que tira al tacho todo el logro; mediante el terrorismo se va paulatinamente cercenando a la ciudadanía su libertad y arruinando su economía. Nada fue igual en los viajes aéreos desde el 9/11 ni siquiera viajar en los trenes después del 11/M, y nada va a ser igual después de esta mundial cuarentena.


China es un ejemplo que ponen al mundo los referentes de izquierda, que paradójicamente se muestran anticapitalistas; pero resaltan sin embargo el triunfo capitalista de China. La izquierda es así, no tiene empacho en decir hoy una cosa y mañana otra; su dialéctica no está para demostrar ninguna verdad sino para engañar, embaucar.




La civilización atacada desde dos frentes, el liberalsocialista y el comunista
Las tradiciones son parte de las civilizaciones, terminar con ellas es quitarles sus raíces, su historia; y si se les quita las raíces, como a cualquier árbol, se termina por derribarla. Una tala cultural realizada desde estos dos frentes, el comunista y el liberalsocial, que actúan casi como una tenaza de la cual nadie puede escapar.


El comunismo o marxismo predica que la religión es el opio de los pueblos, basados en esta premisa es que han asolado y destruido templos, asesinado a monjas y sacerdotes y prohibido el culto, sea el que sea. Desde el poder imponen un único culto: el culto al líder de turno. Supuestamente se combate el capitalismo y el consumismo; bajo este régimen los únicos privilegiados son la clase política y los que ellos determinen; las modas de Occidente, películas y libros están prohibidos; lo que conlleva a un aislamiento, atraso y pobreza generalizados.


Pero bajo el liberalismo hay similitudes en cuanto a la destrucción de las tradiciones. Si bien en democracia se habla de tolerancia, de libertad de culto, y respeto individual; en la práctica no es tan así. El liberalismo impulsa el consumismo, que es la base de su desarrollo, y concentra la riqueza cada vez más en menos grupos, eliminando la competencia a gran escala. El liberalismo para poder imponerse también tuvo que destruir las viejas tradiciones, y esto lo hace muy sutilmente imponiendo modas y socavando las costumbres y creencias. En inglés moda se dice fashion, fascinación, es así, la moda es algo que fascina y hace que la gente deje de lado viejas tradiciones, tanto en la vestimenta como en las costumbres familiares; y sabemos que las modas duran cierto tiempo, cada vez menos, de ahí que necesite una renovación constante; esto hace a un consumo desnaturalizado, consumo de cosas que no se necesitan, casi como espejitos de colores, pero sobre todo se ha logrado una exacerbación del consumo obligando a la gente a comprar, ya sea por la obsolescencia programada de permanentes nuevos modelos en tecnología, por el constante cambio de modelos o la falla de los mismos que no tienen posibilidad de repararse.


Cuál es la alternativa a estos dos modelos, aunque parezca contrario a la actual razón mundana es la Fe; no en balde la Iglesia Católica es la gran perseguida en estos dos milenios, con cientos de miles de mártires a lo largo de su historia. La Iglesia ha sido el pilar fundamental que ha sostenido hasta ahora esta civilización, que contra todo pronóstico de lógica humana se ha mantenido; ella ha sido la protectora del conocimiento con sus bibliotecas, la gran fundadora de colegios y universidades; dentro de sus filas jerárquicas hay infinidad de intelectuales y científicos, descubridores e investigadores, tanto en el mundo de la química, como el de la física y la astronomía; además de ser la gran humanista, formadora de filósofos; una institución que ha soportado divisiones internas e infinidad de leyendas negras, que se levanta constantemente y sigue el camino trazado por su Creador. No es posible imaginar esta civilización, con su grado de conocimiento y evolución, sin la providencial aparición de la Iglesia en la Historia. El escritor de origen francés Hilaire Belloc lo expresa muy bien en su obra “Europa y la Fe”, el desarrollo, consolidación y expansión de ese continente es producto de la Fe.


La Iglesia con su milenaria labor caritativa y sobre todo al no perseguir a sus perseguidores, ha logrado fundar la civilización basada en el Amor y el Perdón; desde su nacimiento ha puesto de cabeza el orden antiguo, el “ojo por ojo” lo reemplazó por “poner la otra mejilla”; el “perdonar setenta veces siete”, es decir siempre, solo lo predica la Iglesia; así como el mandato “amar a los enemigos”. La Iglesia Católica no solo ha rescatado los antiguos libros hebreos, la historia de los reyes y profetas y los ha unido al Nuevo Testamento, creando así la Biblia, los 73 libros reunidos que compendían la historia del pueblo de Israel y la Nueva Alianza que hizo Dios con el mundo; también rescató los antiguos escritos de los filósofos griegos, matemáticos y químicos, protegiéndolos contra las constantes invasiones bárbaras, que son la base de la ciencia moderna.


Por eso hoy, ante el peligro de la aparición de un nuevo orden ateo, que por lo visto tiene su base en la China comunista, como pasó antes con la Rusia soviética, la Europa dominada por Napoleón o el nazismo, que buscaron extender su dominio al orbe y hoy gracias a la tecnología esa situación pueda llegar a dárseles, es más que imprescindible tomar conciencia de la trascendencia humana, de cuáles son los verdaderos valores a seguir, y que la Iglesia es el último baluarte o bastión donde refugiarse para salvar y recuperar esta civilización. Y con esto no me refiero a tener un futuro gobierno teocrático, para nada; es solo tomar conciencia de la historia que nos toca vivir y el camino a retomar.

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