Hay silencios y silencios
"Nadie
es profeta en su tierra", dijo el fundador de la Iglesia
Católica, Jesús; la frase sigue vigente luego de dos mil años,
porque como vemos al papa Francisco, el sucesor de Pedro, los
primeros en atacarlo son sus propios coterráneos (otro tanto
hicieron los alemanes con Benedicto XVI).
Y
lo hacen de diversa manera: ninguneándolo, metiéndolo en la
política local, tildándole de esto y lo otro, por derecha y por
izquierda, por radio, tv, prensa, vía whastapp, twitter, facebook, y
cuando medio tienen a su alcance, hasta algunos curas y obispos han
caído en este juego; también nacionalistas y liberales lo destratan
por igual; todos lo cachetean virtualmente, día a día, en las dos
mejillas.
Y
extrañamente son los marxistas los que aparentemente lo defienden;
linda defensa digo yo, porque es como si el diablo te apadrinara.
Aunque esta supuesta defensa no resulta extraña, está perfectamente
diseñada para alimentar ese ataque inmisericorde y destructor, para
darle letra a vendedores de pescado podrido que pomposamente se
autotitulan periodistas; pero no hay nada nuevo, como dijo
Chesterton, a la Iglesia siempre le ladraron los perros pero al final
solo murieron los perros.
Así,
para generar la polémica, comenzaron con la visita casi diaria de
sus más impresentables paisanos; los que antes no lo podían ver ni
en figuritas y lo denostaban públicamente ahora corrían miles de
kilómetros a visitarlo y sacarse una foto con él, y estos saben
perfectamente lo que estaban haciendo y hacen; mientras la “inocente”
prensa desata la polémica por estas visitas.
Lo
que hace recordar otro viejo dicho: “Más sabe el diablo por viejo
que por diablo”; y ya sabemos que a este viejo Vizcacha nada se le
escapa, y su especialidad, aparte de escupir y quedarse con la mejor
porción del asado, es confundir al ser humano y hacerlo vivir en
permanente duda.
Porque
es como si nos dijera: qué es eso de “Yo soy el camino, la verdad
y la vida”; pamplinas, si la verdad es relativa y cada uno elige el
camino que quiere en su vida, si nació hombre y quiere ser mujer,
¡perfecto!; si quiere matar el niño que lleva en el vientre
¡adelante!, para qué te vas a complicar con un crío si sos joven,
o vieja da lo mismo; tú puedes hacer lo que quieras y lo que se te
dé la gana; pero, ¿y las consecuencias?; de eso no te preocupes, tú
solo tienes derechos, vive y disfruta la vida que luego no hay nada
más; ¡el innombrable y yo no existimos, estamos pasados de moda!
También
podría decir que el diablo es una especie de activista metido en
nuestra consciencia que alimenta nuestro ego y siempre nos da la
razón; mientras que su contraparte hace silencio (como el Papa
Francisco) y espera que uno resuelva sus problemas. Pero entiéndase
que este silencio no es cualquier silencio; es un silencio muy
elocuente que hace que la consciencia comprenda y pueda discernir; un
silencio que te obliga a razonar, aprender de tus errores,
corregirlos y crecer como persona; un silencio que permite verse uno
mismo, la viga en nuestro ojo; un silencio que nos da vida interior.
Es lo contrario de una in-consciencia de puro ego que aturde,
despersonaliza, ciega y solo brinda vida exterior; una inconsciencia
que deshumaniza y hace que nos comportemos casi como un animal pero
totalmente antinaturales, porque no somos animales, somos seres
humanos y nuestra naturaleza tiene más responsabilidades que
derechos.
Vale
recordar que a Jesús también lo acusaban de hacer cosas del
demonio; porque en esos tiempos no había izquierda ni derecha,
marxismo, fascismo o liberalismo, y aunque la lucha antiimperialista
ya estaba planteada por el pueblo elegido con su oligarquía
sanedrinista esos no dudaron en llevar a la muerte a quien veían que
desafiaba su poder, al hombre que liberaba a los hombres de los
demonios, que hacía ver a los ciegos, caminar a los paralíticos y
revivía a los muertos lo acusaron de blasfemo; así cumplieron
inconcientemente con la profecía e hicieron brotar la semilla, al
regarla con la sangre del inocente, de una Iglesia que, como dije
antes, lleva ya dos milenios y 266 Papas.
Volviendo
a las críticas al actual Papa. Hoy (2-9-2017) leo un artículo de un
conocido periodista argentino, columnista de diversos medios a nivel
internacional, un hombre de prestigio (o prestigiado que no es lo
mismo) que titula su nota así: “El silencio del Papa sobre
Nicaragua”, dice en su primer párrafo: “El Papa Francisco ha
permanecido inexplicablemente callado últimamente sobre la brutal
represión del régimen nicaragüense contra los sacerdotes católicos
y la muerte de al menos 322 personas en las protestas
antigubernamentales de los últimos cuatro meses. Su comportamiento
se puede describir en una palabra: ¡vergonzoso!”. Para él, todo
un escándalo, y con su nota también pretende escandalizar; por otro
lado también recibe durísimas críticas a diario en su cuenta de
twitter por no decir nada de la dictadura venezolana.
Bien
a primera vista esta crítica al silencio del caso venezolano como
nicaragüense puede parecer razonable, pero no es así; es un
sofisma, un planteamiento falso que conduce a lo que el periodista
quiere llegar; que es solo atacar y desprestigiar la figura Papal y
sobre todo a la Iglesia.
Por
qué digo que es un sofisma. Porque el Papa, más allá de ser la
cabeza de la Iglesia, tiene también el rango de Jefe de Estado, y
esto lo saben muy bien los “comunicadores” que diariamente lo
provocan; y por tanto no puede inmiscuirse en los asuntos internos de
otro Estado, como cualquier Presidente o primer ministro. Lo único
que puede hacer la Iglesia, desde el Estado Vaticano, ante un
conflicto local o internacional, es ofrecer una mediación pacífica
como lo hizo en la década de 1970 con el conflicto
argentino-chileno, envió al cardenal Samoré; esa mediación también
la ofreció a Venezuela, pero el dictador recordemos que la utilizó
solo para entretener y engañar, y esa comisión que buscó pacificar
el conflicto fracasó, recordemos al Papa cuando dijo que la
oposición venezolana estaba muy dividida, lo que era y sigue siendo
cierto, y esto le valió una fuerte crítica de los opositores
venezolanos.
Y
es esta misma izquierda marxista que dice se identifica con el Papa,
y viceversa, y se saca fotos con él la que hace que periodistas como
este argentino lo identifiquen con ella. Noten lo que más adelante
expresa en su nota el neoinquisidor: “Otros acusan a Francisco de
tener simpatía hacia los líderes izquierdistas, como la
expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, que
actualmente está siendo investigada por actos de corrupción
masiva...”; leyendo entre líneas, no lo acusa, lo acusan “otros”,
pero en realidad lo está acusando él, él es el que tira la piedra
y esconde la mano, él es el que está metiendo en la cabeza al
lector estas ideas: “es un Papa marxista”, “es un Papa
peronista”, “el Papa es cómplice de la corrupción”.
Y
así no resulta extraño que luego por otros canales viralicen
informaciones falsas como el video que está circulando de unas cajas
de la Cruz Roja conteniendo cientos de millones de dólares
vinculando esto al dinero de la llamada “ruta k” (la única ruta
que realmente hicieron ) que fue llevado al Vaticano de ahí su
silencio cómplice; todo muy burdo pero todo suma para atacar a la
Iglesia; cualquier mentira les viene bien.
Pero
en fin, ya que a estos comunicadores sociales tanto les preocupa la
situación de los países mencionados, y así le exigen al Papa
diariamente su apoyo en contra de las dictaduras venezolana y
nicaragüense, ¿por qué estos mismos no demuestran un poco de
coherencia y con el mismo ímpetu y celo por los derechos humanos y
descaro con que le exigen al Papa no se lo exigen al presidente
norteamericano, al de Brasil, al de Colombia, al de México, al de
Rusia, a los europeos, al de Argentina, de Chile, y otras poderosas
naciones y mandatarios pidiéndoles que actúen contra estas
dictaduras latinoamericanas? ¿Es que acaso solo el Papa puede
resolver los problemas de estos países? ¿Para qué están la ONU y
OEA? ¿Existen todavía estos organismos? ¿O no será que con esta
diaria provocación solo están esperando que el Papa reaccione y
diga algo, algún comentario en la dirección que le proponen, para
luego ellos reaccionar y rasgarse las vestiduras escandalizando al
mundo por los dichos papales y así acusarlo de intromisión en
asuntos internos de otro Estado? ¿No será que en el fondo con la
provocación la meta sea quitarle el estatus de Estado soberano al
Vaticano?
En
el siglo XIX al mando de connotados masones y carbonarios invadieron
Roma, que era el Estado controlado por la Iglesia desde siglos y lo
redujeron a lo que es hoy, así que no sería extraño que esto
también pueda estar en la mira de las mismas logias que por siglos
conspiraron contra la Iglesia y sus distintas órdenes.
Por
último, ¿por qué estos periodistas no le reclaman nada a la
izquierda internacional ante el absoluto silencio que están haciendo
por el terrible atropello a los derechos humanos de venezolanos y
nicaragüenses, un verdadero genocidio?, ¿es que este silencio no
les llama la atención? ¿Solo el silencio del Papa les preocupa? ¿Y
el propio silencio ante este hecho? ¡Ni siquiera se atreven a
llamarlos dictadores a Ortega y Maduro!
Está
visto que hay silencios y silencios. El del Papa se puede entender
como sinónimo de prudencia, el del periodismo como sinónimo de
complicidad.
http://www.paraguaymipais.com.ar/opinion/hay-silencios-y-silencios/
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