¿POR QUÉ EL FMI TIENE TANTA MALA FAMA?
A principios de la década de 1990 llegó a
la Argentina un funcionario de la famosa y antigua banca inglesa Baring
Brothers, y el diario “La Prensa”, de Buenos Aires, envió a un periodista a
entrevistarlo, lo que recuerdo claramente de la nota fue lo siguiente; el
periodista le preguntó: “Dígame, ¿por qué ustedes tenían tanta mala fama en el
siglo pasado?”, y el funcionario le respondió: “Porque éramos la única banca no hebrea”.
Con esa simple respuesta
el funcionario dijo mucho; la mala prensa de la Baring era una cuestión de
competencia económica que respondía a un poderoso cartel financiero que mayoritariamente
manejaba los préstamos internacionales a Estados o naciones.
El ataque difamatorio,
provenía de la prensa, la propaganda, la historia, el manejo político de la
cuestión cultural; que indirectamente le decía a la Baring “no te metas en nuestros negocios que te destruiremos”; al final,
pocos años después esta de disolvió, pero por otros motivos. Que se entienda
que mi interés no es defender el accionar de la banca Baring sino tratar de
entrever el juego de la banca internacional constatando que aquellos que la atacaban
tampoco eran mejores.
Bien, como sabemos
desde hace tiempo el FMI (Fondo Monetario Internacional) es denostado y
desprestigiado, pero recordemos que este Fondo no es un banco, …es un fondo!; y tiene su página web donde brinda
información sobre su actividad, a la cual aconsejo entrar y así conocer personalmente
de qué se trata.
El FMI presta dinero a
sus socios, los países que lo conforman (más
de ciento ochenta), cuando tienen una emergencia, siendo los plazos para la
devolución no muy largos y los intereses bajos, en algunos casos inexistentes
para naciones en desarrollo. Los estados que reciben dichos préstamos deben
devolverlos en pocos años, y si te prestan dinero en esa condición también es
lógico que sean auditados por quien lo presta.
Pero para entender mejor
lo que es un “fondo”, como el FMI, imaginemos un grupo de chacareros y
estancieros, pequeños y grandes, digamos unos quinientos que un día se reúnen y
deciden crear un fondo común de reserva para ayudarse mutuamente en casos de
emergencia, y el capital del mismo sería integrado de acuerdo a la capacidad de
cada uno: el que tiene 100 hectáreas pondrá $ 100, el de mil $ 1.000
y así sucesivamente; y las condiciones para recibir la ayuda, cuando uno de los
socios lo solicite, un equipo de asesores, constate la emergencia y la
capacidad de devolver el capital más un mínimo interés, supongamos del 2 o 3%, y
en algunos casos 0% de interés. El plazo de devolución no excederia el tiempo
de una cosecha o dos a lo sumo. Esta estrategia de rápido retorno es para que
el fondo no se descapitalice, se recupere rápido y pueda asistir a otros agricultores
cuando lo requieran.
Pues bien, este
instrumento financiero, ¿a quiénes creen que perjudicaría o molestaría? Sí,
acertaron, a la banca privada local; ya que con este tipo de autogestión, o
autoayuda, sistema solidario, la banca que vive de los préstamos a dichos
agricultores, a tasas mucho más altas, tasas usurarias, banca que cuando más
necesitado estás más interés impone, o sea que te tira un salvavidas de plomo;
esta banca indudablemente se vería perjudicada en su negocio, y si el ejemplo
cundiera en otras partes sería un desastre: ¡tendrían que bajar los intereses! Además
de no poder quedarse con muchos bienes ajenos por dos pesos, bienes que luego pueden
venderlos o rematarlos a 100.
Entonces esta usuraria banca
como respuesta al molesto fondo campesino. Implementaría las estrategias de
atacar y criticar al organismo creado por la gente del campo y de alguna manera,
a no dudar, vería de infiltrar de forma solapada a alguno de sus hombres para
manejar, obstruir o desviar los intereses del grupo de manera de destruirlo
internamente.
Pero la mala fama del
FMI no proviene exclusivamente de afuera, sino también de adentro, de algunos
de sus directivos (como es el sonado caso de Strauss Kahn, de extracción
socialista y frustrado candidato a la presidencia de Francia y otros);
directivos de gobiernos populistas que no hacen absolutamente nada por cambiar
la imagen y explicar a la gente el sentido del Fondo y que toda la propaganda
en su contra es un engaño mayúsculo.
Es claro entonces que hay
directivos del FMI que son los quintacolumnistas de la banca privada y representan
a gobiernos en muchos casos populistas, conducidos por demagogos y corruptos,
que suelen negociar con dicha banca alguna “pequeña” participación por cada
préstamo (de miles de millones de dólares) que solicitan; préstamos que nos
hipotecan por varias generaciones.
Entonces, la respuesta
a ¿por qué tiene tanta mala fama el FMI? es: porque es evidente que el Fondo
perjudica a un sector financiero muy poderoso; igual que la vieja banca Baring
que comenté al principio, y a quienes no les conviene que los Estados reciban
ayuda de ningún tipo de Fondos solidarios.
¿Y cómo se defienden
estos banqueros en la actualidad? Aquí entran a jugar los movimientos de izquierda
progrepopulista que, consciente e inconscientemente, funcionan como ariete del
sector de la usura internacional, quienes en las sombras se ve que son los que financian
y manipulan muy exitosamente a los reaccionarios, fascistas e idiotas útiles, que
perfectamente organizados, como en un baile sincronizado de la danza de los
vampiros, con banderas del Che, de Lenin, de Castro, rostros cubiertos y palos,
llevan alegremente a la ruina a sus naciones.
Por último, les diría a
estos románticos nihilistas que gritan “¡abajo el FMI!” y afirman que acordar
con el Fondo “¡es traición a la patria!”: que recurrir a un fondo común no es
caer en manos de los buitres; que si no se dan cuenta que pedir prestado a
banqueros al 8-10% es mucho peor que pedir al 2-3%… Y que entiendan que son
justamente ellos, con su postura y actitud, los que traicionan los intereses de
ese pueblo que dicen representar; que lo que están haciendo con sus protestas
es engordar a los buitres… en fin, les diría lo que dijo un exfuncionario
argentino: “¡Muchachos, no nos tomen por boludos!”.
Comentarios