Aclaración: este trabajo es de 2008, y es una respuesta a un escrito del director-dueño del diario La Nación, de Asunción, Osvaldo Domínguez Dibb, que en su momento le fue enviada pero no publicaron.
El pasado 2 de febrero, en
el diario “La Nación”, de Asunción, salió la nota "Un tanque del Chaco
en la guerra civil española", que se refiere a la venta de armas
realizada durante el gobierno del coronel Rafael Franco.
Dijo Einstein: es más fácil
dividir el átomo que destruir un prejuicio, por tanto no pretendo con
este escrito que alguien cambie sus ideas sólo agregarle al conocimiento
general otra parte de la historia sobre la cuestionada venta de armas.
El autor de la nota
comienza con una afirmación: "Todo el mundo sabe que el gobierno del
Cnel. Rafael Franco vendió, al gobierno republicano español, armas
conquistadas en la Guerra del Chaco 'en perfecto estado de
funcionamiento'". Vamos a ver si es tan así.
También, en la misma se
cuestiona que la venta se haya realizado en momentos en que el país aún
estaba técnicamente en guerra por tanto supone el autor que las mismas
eran necesarias para la defensa. Ahora bien, resulta que para llevar
adelante esta operación se creó específicamente una comisión militar,
que supongo habrá realizado un balance entre las armas que disponíamos;
como resultado de esta gestión los integrantes determinaron que se
podían vender. Entre los considerandos del decreto-ley 8.406 del 15 de
enero de 1937, firmado por todo el gabinete, se establece que: "es una
partida de material bélico de las existencias del parque de guerra y
considerando que este material no será utilizado y por consiguiente su
venta no perjudicará a la defensa nacional...". Ahora analicemos
rápidamente cuál opinión tiene más fuerza, si la de la comisión militar
que después de hacer un balance del parque de guerra determinó la venta
o la del autor de la nota, que no tiene noción del estado de nuestro
armamento de entonces.
Por otro lado, se hace
referencia a una foto recientemente exhibida en México, de un tanque
destruido durante la guerra civil española, como el capturado por el
Paraguay en la contienda chaqueña. Dicho tanque fue fabricado en serie
por la fábrica inglesa Armstrong-Vickers, así que tanto puede ser el
mismo como no. Pero leamos lo que dice el decreto-ley de venta.
“Artículo 1º, punto C: 1 (Un) Tanque marca Vickers Armstrong número VAK
446, equipado con una ametralladora pesada Vickers calibre 7.65 y un
cañón semiautomático calibre 47 mm en estado de funcionamiento al precio
de libras 1.040". Noten que no dice "perfecto estado" sólo que funciona;
y aquí, como se ve, ya no empieza a cerrar la afirmación con que
comienza la nota. Ahora bien, supongamos que sea el de la foto, en qué
cambian las cosas y por qué preocupa tanto este hecho, ya que el autor
dice claramente que "era un tanque que nació anticuado", que "fue uno de
los mayores fiascos de Kundt" y que "en el Chaco resultaron inútiles
para desplazarse". Entonces, pregunto, si no les sirvió a los
bolivianos, que perdieron la guerra y a los republicanos españoles que
también la perdieron, ¿podría habernos sido de mucha utilidad a
nosotros? Tal vez como reliquia histórica, como el que se exhibía en la
plaza.
Sobre el destino de las
armas se ha dado a entender en forma maliciosa, sin fundamento, que
fueron a España para los combatientes republicanos. Me permito descreer
de esta versión, ya que dicho sector era muy bien pertrechado por
Francia, país vecino que no sólo apoyó a los radicales españoles también
los acogió después de la derrota; asimismo México y la URSS apoyaron con
armamento la causa republicana. Pero también aceptemos esta posibilidad.
Por un lado, si se quiere con esta teoría vincular al gobierno de Franco
con los comunistas españoles, van por mal camino, porque si existe en
nuestro país algún sector que podría tener más afinidad ideológica con
éstos son justamente los miembros del partido Liberal, de aquel
entonces, que nunca fueron devotos del liberalismo, igual que ahora. Y
por otro, en todo caso el que pudo haberlas vendido a España fue el
comprador, señor Thorvald G. Ehrich, y no el gobierno paraguayo; quien a
lo único que estaba obligado por el artículo 3º del decreto era a no
vender a ningún país sudamericano. Aquí sí que cierra menos el primer
planteamiento.
También les comento que en
dicho decreto de venta hay una partida de fusiles; el punto H expresa:
"7.119 fusiles Mauser, completos, la mayor parte en mal estado de
conservación, al precio de libras esterlinas 7.800" (note que aquí se
aclara en mal estado de conservación), que si no me equivoco son los
famosos fusiles "mataparaguayos", que había comprado aquel gobierno que
el crítico llama "democrático y constitucional". Bueno, a esta altura me
parece que lo único cierto que hay en el primer párrafo de la nota es
que se vendieron armas. Entonces, el encabezamiento de la misma
podríamos cambiar así: "Todo el mundo cree (o le hicimos creer) que el
gobierno del Cnel. Rafael Franco vendió, al gobierno republicano
español, armas conquistadas en la Guerra del Chaco 'en perfecto estado
de funcionamiento'".
Otro punto que "no todo el
mundo sabe", esta vez porque se han ocupado de ocultarlo muy bien, es la
compra de aviones que realizó el gobierno de Franco, que decidió
reorganizar la aviación de manera de poder tener la potencia aérea para
una mejor defensa territorial. De acuerdo a los conocimientos de
entonces, en ese campo había una supremacía italiana; después de
intensas tratativas, no exentas de contratiempos, las autoridades
lograron un acuerdo con la Casa Caproni. ¿Qué pasó con los aviones? Es
evidente que los que vinieron a gobernar el Paraguay a partir del 13 de
agosto de 1937, no prosiguieron con la operación, por tanto debió haber
quedado simplemente anulada, no me atrevo a pensar sin pruebas que
pudieran haber hecho un negociado con los mismos; y tengo entendido que
una partida de naves que llegó a ser enviada quedó arrumbada en el
puerto de Buenos Aires.
Si el lector quiere
enterarse existe mucha literatura disponible, y aparte de los autores
Efraim Cardozo y Policarpo Artaza, y otros liberales, humildemente les
recomiendo: "La paz del Chaco. Defensa de la línea de hitos", de J.
Isidro Ramírez, que hace poco se reeditó, libro prohibido en 1938; "La
Paz del Chaco. Un pueblo traicionado", de Marco Antonio Laconich, con
prólogo del coronel Rafael Franco; alguna de las obras de Juan Stefanich,
que pueden ser "El 23 de octubre de 1931", "La diplomacia de la
Revolución", "El Paraguay en febrero de 1936" o "Renovación y
liberación"; "Masamaclay", de R. Querejazu Calvo, donde encontrarán
realmente cómo se negoció en forma secreta, con acta firmada el 9 de
julio de 1938, la entrega de nuestro territorio, y si lo consiguen
"Decretos y obras del gobierno Febrerista".
También en la nota se
afirma que el golpe de 1936 "solamente trajo al país la ruptura de la
Constitución y la apertura del orden constitucional democrático y casi
setenta años de desolación". Esta expresión, muy pobre en fundamento,
sólo demuestra lo poco que el autor conoce de aquel gobierno y de los
hombres que lo integraron; demuestra la parcial información histórica
que maneja así como la escasa visión política que tiene de nuestro
pasado, por tanto de nuestro presente y futuro. Contestar este punto
sería demasiado extenso, me remito solo a recomendar la lectura de la
proclama del 17 de febrero de 1936, donde encontrarán mucha similitud
con la situación política actual, aunque hoy hay alguna esperanza,
pobre, pero esperanza al fin de recambio, lo que no sucedía en ese
entonces. Estos errores de apreciación sin duda repercuten en el
presente y de no "revisar la historia para encontrar la verdad, nunca
para falsearla", como expresa el autor en uno de sus párrafos, nuestro
futuro va a continuar por la misma senda, que está sembrada de atraso,
corrupción, inseguridad y constante despoblación.
Termino con una frase de G.
K. Chesterton, que hace tiempo adhiero: "Creo profundamente en el
liberalismo, lo que no creo es en los liberales".
(Fuentes: "Ayala, Estigarribia y el
Partido Liberal" de P. Artaza; y "Renovación y liberación" de J.
Stefanich)
Buenos Aires, 3 de marzo de
2.008
"
En cuanto a las armas vendidas por la Revolución de Febrero, el Tcnel. Antonio E. González, en su obra ‘Preparación del Paraguay para la Guerra del Chaco’ señala: ‘Se vendieron 7.119 fusiles españoles. Los fusiles mataraguayos concluyeron su poco glorioso historial en enero de 1937, según dicen fueron adquiridos por los españoles, y de esta manera más de un centenar de millones de adjetivos del más puro cuño ibérico habrán llovido sobre ellos cuando quienes trataban de disparar allá en España, se encontraban con las manos quemadas por recalentamiento, o con el cerrojo tan atascado que ni Cristo sería capaz de abrirlo (pág. 321).
Se vendieron 75 ametralladoras Maxim, calibre Mauser 7.65 mm. El Gral. Nicolás Delgado, en su libro ‘La guerra del Chaco’ pág. 58: ‘Tal es la situación frente a Saavedra, año 32. P. 65: ‘En estas acciones se constató con evidencia que las ametralladoras Maxim de reciente adquisición eran máquinas viejas e inservibles, que las tropas las despreciaron y con razón, porque constituían una carga pesada e inútil que no valía la pena conservarlas’. Siguiente al Tcnel. González ... ‘se vendieron 7 cañones de montaña Krupp 1907. Los cañones Krupp que han disparado granada tras granada desde el 2 de julio de 1908, hasta abril de 1935, creo que no están sujetos a comentarios en cuanto a la venta de ellos en 1937’. De los 233 fusiles ametrallador Vickers, refiere: ‘en la pág. 184 del libro del Dr. Angel F. Ríos, este cuenta que el gobierno inglés adquirió los derechos de fabricación del fusil ametrallador Brno y dejó de fabricar aquellos. Por esta razón los Vickers-Bethier carecieron de repuestos a partir del 1er. Tercio de la Campaña, lo que constaté en el Chaco al mismo tiempo que otros muchos camaradas’. La venta en sí de esos montones de hierro viejo, de material inútil, de desecho, en desuso, creo que fue un gran acto patriótico del gobierno de Franco (Tcnel. Antonio E. González, págs. 304/334 ob. Cit.)”, concluye la carta.
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