La seguridad debe ser la prioridad

Este artículo lo escribí, hace un tiempo, pero creo que no ha perdido vigencia ya que el drama de la inseguridad, lamentablemente, está cada vez más vigente.


Muchas veces escuché la pregunta: ¿Qué es más importante, o prioritario para un gobierno, la economía o la seguridad? Yo hace tiempo que tengo clara la respuesta, y es: la seguridad.
Comprendí esta cuestión cuando leí la historia de los Templarios, una orden que surgió a principios del siglo XII y duró cerca de doscientos años. Mucho se habla actualmente sobre los caballeros del temple, sobre sus riquezas, el complot para destruirlos, las cruzadas, los castillos que crearon, etcétera; pero poco se habla de cuál fue su primera misión. Esta orden de origen francés creó un sistema de protección al viajante mediante atalayas dispuestos a cierta distancia, que permitía a los vigías instalados en las mismas verse unos a otros. En esa época asolaba el bandidaje, o salteadores de caminos, siendo los viajeros y comerciantes frecuentemente asaltados. Los templarios con sus atalayas brindaron tal protección que permitió el florecimiento del comercio en Francia, algunas de las rutas creadas por ellos aún se conservan, al igual que los antiguos caminos romanos. Los viajantes, a través de estas rutas custodiadas, podían ir tranquilamente desde el Mediterráneo al Canal de la Mancha. Este crecimiento del comercio se mantuvo hasta que la orden fue destruida, y con la desaparición de ésta volvió a recrudecer la inseguridad y a decaer la nación gala.
Como se dan cuenta, es fácil comprender qué está primero; es sin lugar a dudas la seguridad, y el mejoramiento de la economía toda se da cuanto más seguridad haya en un país. Pero, ¿por qué a la mayoría de nuestros políticos o gobernantes no les preocupa este tema? ¿Será por incompetencia, falta de idoneidad en el manejo de la cosa pública, o en algunos casos por complicidad con el delito? Hay respuestas que son difíciles de tener si no es con pruebas; entonces vamos a quedarnos con la falta de idoneidad junto a una ambición desmedida.
Por un lado tenemos a los ladrones clásicos, que no reniegan de su profesión; por otro, los disfrazados; y por último están los inconscientes. De los clásicos no hace falta hablar; los disfrazados son aquellos que saben que están robando, y ocultan su trabajo con la máscara de político o empresario (estafadores que le dicen); y por último los inconscientes, éstos para mí los peores, son aquellos que creen saber cómo se conducen los destinos de un país; se creen los elegidos, vaya a saber por qué dios; éstos sienten un llamado interior que les dice que son los salvadores de la patria, y que por esta razón son los únicos capacitados para gobernar, eternamente si es posible. Este tipo de delincuente-inconsciente, en su utopía cree estar haciendo un bien a su país (y si no lo cree lo disimula muy bien) y que él es alguien que inclusive se sacrifica por el pueblo. Pero resulta que éste, con su ineptitud, está robando todos los meses con el sólo hecho de cobrar un sueldo; a la vez que la incapacidad intelectual y moral de estos personajes es tal que frena o desacelera el desarrollo de toda la nación, permite a su vez que los otros tipos de ladrones hagan de las suyas; siendo la miseria generada caldo de cultivo de nuevos delincuentes.
Alguna vez usted se tomó el trabajo de comparar cuánto equivale en toneladas de soja, algodón, o cabezas de ganado, el costo de un legislador mensualmente. Si un novillo que pesa cuatrocientos kilos cuesta en plaza, aquí en Bs. As., más o menos 1.200 pesos, unos 400 dólares, en Asunción puede ser que cueste un poco menos, entonces un legislador que entre sueldo, viáticos, camioneta 4x4 oficial, celular gratis, y algunos extras, ¿el equivalente a cuántas vaquitas se llevará por mes? ¿10, 20, 30…? Difícil conocer el monto exacto, porque estas cifras, usted sabe, se manejan muy discretamente. (Si tiene los datos esta cuenta la puede hacer con maíz, soja, algodón, yerba, miel, o lo que más le guste) Ahora bien, multiplique esta suma por la cantidad de zánganos que hay en la colmena; da una cifra escalofriante, verdad.
Nuestro pueblo hace rato que reclama por más seguridad y es lo que más extraña del pasado stronissta; esta situación que va de mal en peor hace que los viejos compañeros de ruta del fallecido dictador vuelvan a la palestra, y encima con argumentos sólidos si se quiere. A la gente poco le va a interesar el tema de la violación de los derechos humanos cometidos durante la dictadura mientras en el presente los delincuentes pululen por las calles; si antes se torturaba, o exilaba a los que pensaban distinto hoy se mata, roba y secuestra a cualquiera, no importa lo que piense; y si piensa distinto, entonces ahí puede ser que tenga que vérselas con la Justicia.
Y entonces uno se da cuenta que ese asunto del acuífero guaraní, que los marines en la triple frontera, la reelección, los derechos humanos, etc., no son los temas más importantes que hay que tratar en este momento en nuestro país.
La seguridad y la corrupción interna son los temas que acucian a nuestra sociedad. El porvenir de nuestra nación depende primero de ver cómo se resuelven estos asuntos, para luego sí prestar más atención a otros.
El mejoramiento de la seguridad, física y jurídica, posibilitará el desarrollo del país. Nuestra situación, si bien es mala, no está al borde del abismo. Necesita de un gobierno con caras nuevas, de gente idónea, tanto en el Ejecutivo como en el legislativo, y depurar la Justicia de funcionarios puestos a dedo. Los políticos tienen una deuda muy grande con la sociedad, y ya no son creíbles; por tanto su misión primera es tratar de volver a serlo. ¿Cómo? Ocupándose de estos temas: seguridad y corrupción interna; bajar los impuestos y privilegios de sectores gubernamentales debe ser otra prioridad, porque la gente sabe que el impuesto del pueblo no vuelve al pueblo, se va a Suiza, Uruguay, etc., lugares donde, justamente, hay más seguridad. Deben ocuparse de estos temas sin alharaca ni anuncios con bombos y platillos sobre lo que van a hacer, porque sino sonaría a promesa electoral. El no ocuparse de estos temas hace que la incubadora del huevo de la serpiente funcione, y lo peor que nos puede pasar es que, justamente, llegue a término la incubación de una nueva dictadura.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Excelente articulo, que hoy tiene aun mas vigencia.

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