¿Qué queremos los paraguayos?


Sigmund Freud dijo: “La pregunta que no he podido responder, es ¿qué quieren las mujeres?” Parafraseando a éste, nosotros podríamos decir: “¿qué quieren (o queremos) los paraguayos?” El interrogante freudiano no tiene respuesta, pero vamos a ver si la tiene el nuestro. Cuando lo destituyeron a Stroessner todo el mundo feliz y contento el 3 de febrero de 1989; pero al poco tiempo de irse muchos ya lo extrañaban. Rodríguez también se fue, pero al otro mundo, así que no había forma de que vuelva después de Wasmosy, el vitalicio, que con éste sí estamos todos de acuerdo en que no vuelva. Luego llegó Cubas Grau, con una mayoría abrumadora, pero fue abrumado rápidamente, y con un mandato tan corto que no sabemos si fue buen o mal presidente. Sigue González Machi, elegido entre cuates, todo el mundo lo criticó cuando estaba en el gobierno, y hasta casi fue preso, pero ahora parece que fue mejor que el que le sucedió. Al que acaba de dejar la presidencia, Duarte Frutos, algunos lo tildan como el gobernante más corrupto de la historia (de nuestro país, valga la aclaración), pero como aún está caliente la silla que dejó vamos a esperar un poco para ver si el pueblo, al igual que hizo con los anteriores, lo reivindica; cosa difícil si sigue insistiendo con eso de ser senador y seguir hablando y hablando (¿Nicanor, por qué no te callas?). El pasado 20 de abril, al conocerse el triunfo de Lugo, todo el mundo salió a las calles a festejar como si Paraguay hubiera ganado el Mundial de fútbol; pero aún no había llegado el 15 de agosto, día de la Asunción, y las críticas y acusaciones al mandatario electo no se hicieron esperar como si éste ya estuviera en el poder. Un sobrino de Lugo fue nombrado en un puesto, al instante saltaron de todos los sectores acusándolo de nepotismo, en consecuencia el pariente renunció; pero ¿qué pasó con los parientes de “los otros”?, nada, siguen en sus puestos; parece ser que el único nepotista, fracasado, en el Paraguay es Lugo. Por fin llegó el día de la Asunción, y escuchamos un “Sí, juro” que realmente nos emocionó. A la fecha de escribir esto ya lleva quince días en el poder, pero parece, para algunos, que ya llevara varios años. Inclusive se habla de un complot desestabilizador. Hasta ahora las únicas medidas que se han visto, generadoras de conflictos, son los nombramientos, y por lo visto la pelea es por él o los zoquetes. El sueldo del presidente es de casi 15 millones de guaraníes, al que Lugo acaba de renunciar, un gesto parece difícil de imitar, al menos por el vicepresidente que gana 12 millones; un senador gana un poco más de 18 millones (hay 45 y 30 suplentes) y un diputado 20 millones (hay 80 e igual número de suplentes); un ministro más de 9 millones; y un director de Itaipú o Yacyretá pasa los 60 millones, y puede darse el lujo de tener consejeros que ganen más de 40 millones de guaraníes. En realidad, si vamos al caso, el lujo se lo está dando el pueblo, y el lujo, sabemos, cuesta caro. Hasta aquí los sueldos de las figuras principales, pero al lado de éstos hay otras menores que también se llevan lo suyo: viceministros, secretarios, subsecretarios, sub-subsecretarios, asesores; en fin, la lista es interminable y encima hay que agregarle los que están en el exterior y casi me olvido de los municipios con sus concejales y demás autoridades. Los sueldos de los empleados públicos y funcionarios salen del bolsillo de los privados, y no al revés: salen de la gente que trabaja en el campo o en la ciudad, ya sea como simple empleado o propietario; sale de los pequeños comerciantes; sale de las transacciones que realiza un importador o exportador. Y cada vez sale menos, porque en nuestro querido país el crecimiento vegetativo (diferencia entre nacidos y fallecidos) es mínimo debido a la constante emigración. Lo que sí ha crecido en el país es el empleo público; y como vemos, en selectos casos con excelentes estipendios; al igual que los negocios privados, manejados desde el poder y gracias a suculentos negociados (corrupcion que le dicen). Y ahora no me voy a poner a explicar qué tendría o no tendría que hacer Lugo, como desde el 21 de abril lo vienen haciendo infinidad de compatriotas, aconsejando, recomendando y exigiendo, en algunos casos; solamente voy a tratar de responder la incógnita del comienzo de la nota. Y creo que la respuesta a la pregunta ¿qué queremos los paraguayos? es: “un zoquete”.

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